N34 : ENE 2024 - JUN 2024
ISSN 2007-5480
34

TICE

Creatividad y creación

Gerardo Alfonso Pérez Barradas *
UAM - Azcapotzalco

Resumen

El presente escrito se trata de una reflexión en torno al proceso de creación que eminentemente ha sido una de las características fundamentales del ser humano, quien a partir de la interpretación y transformación de su entorno genera nuevas posibilidades.

Con el arribo de la inteligencia artificial generativa y las distintas herramientas que de ella se han derivado, aparentemente el proceso de creación deja de ser una actividad que anteriormente era casi única de la humanidad. Sin embargo, la pregunta que motiva el presente trabajo surge precisamente del valor de la obra creativa; ya que, aunque dichas herramientas producen con base en el entrenamiento y valoración del trabajo humano, a diferencia del proceso de creación que nos caracteriza, el proceso informático no está basado en la experiencia particular de uno o varios autores.

Palabras clave
creatividad creación proceso creativo entrada o comando
 
Abstract

This paper is a reflection on the creative process, a fundamental characteristic of human beings. Through the interpretation and transformation of their environment, humans generate new possibilities.

With the advent of generative artificial intelligence and the various tools derived from it, the creative process seems to no longer be an activity almost unique to humanity. However, the question that motivates this work arises precisely from the value of creative work; since, although these tools produce based on the training and evaluation of human work, unlike the creative process that characterizes us, the computer process is not based on the particular experience of one or more authors.

Keywords
creativity creation creative process prompt

Introducción

El presente texto surge de la reflexión generada en torno al uso de las distintas herramientas de inteligencia artificial generativa (IAG) que se han venido popularizando desde 2022 con la acelerada carrera que las grandes corporaciones tecnológicas han emprendido para convertirse en la líder del mercado..

A lo largo de este trabajo, se pretende abordar la intersección entre la creatividad humana y la tecnología, con un ligero énfasis en el contexto educativo. Se aborda a grandes rasgos un poco sobre el impacto de la inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, en la creación de contenidos diversos y en la manera en que esto desafía la concepción tradicional de la creatividad como una habilidad exclusivamente humana.

Sin embargo, también se pretenden destacar los desafíos a los que enfrenta la actividad creadora en general y asociarlas a los retos propios de la educación en la era digital sin dejar de pensar en las posibilidades que la incorporación de herramientas como la IAG ofrecen desde una perspectiva del autor literario, pictórico y audiovisual, vinculando distintos ejemplos y llamadas a múltiples obras en dichos formatos.

Para terminar, el texto aprovecha a manera de cierre la abrumadora obra de Borges, quien como profeta se adelanta con su cuento de “la Biblioteca de Babel” al uso sistematizado, pero no solo de las colecciones auténticamente generadas por los creadores, sino que para evitar cualquier omisión, una entidad o un mecanismo totalmente desconocidos han nutrido esta biblioteca con todo lo que podría escribirse en el mundo o en el universo y en todas las lenguas, haciendo de ésta, la biblioteca universal o infinita.

Un caso de reflexión

Antes de iniciar con la discusión que origina el presente debate, cabe señalar que en gran parte se debe al título del 5° Encuentro de Creatividad y Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Enseñanza-Aprendizaje de Niveles Medio Superior y Universidad, CREATICE (v. https://relinguistica.azc.uam.mx/creatice), bajo la temática particular de: “La tecnología en el ámbito educativo: encantos, ironías y desafíos”. Inmediatamente, la fuerza que encierra el tema del quinto encuentro genera una gran cantidad de ideas, en particular al pensar que desde la aparición comercial de ChatGPT hacia el 30 de noviembre de 2022 (Wahyono, Rapih, & Boungou, 2023), las posibilidades de uso de herramientas basadas en la Inteligencia Artificial Generativa han despertado una gran cantidad de especulaciones en torno a la automatización de tareas que, más allá de funciones mecánicas robotizadas, podrían acercarse a la habilidad del raciocinio humano. Precisamente “encantos, ironías y desafíos”, obliga a pensar en que tan cerca está el ser humano de llegar a una utopía tecnológica (Walden, 1981, pág. 84) donde los distintos escenarios van del encanto de un mundo gestionado, operado y pleno gracias a las máquinas; hasta perspectivas catastróficas en donde la máquina termina dominando (v. Wachowskis, 2003)1.

Pareciera que finalmente la ciencia ficción está alcanzando a la humanidad, no obstante, si remontamos a los clásicos de ciencia ficción como Julio Verne, se puede observar que, aunque aún no ha sido posible cumplir con todas las hazañas que se relatan en sus textos, algunas de sus inimaginables aventuras han podido cumplirse como es el caso de llegar a la luna (De La Terre à la Lune, 1866).

Sin embargo, en el día a día, y en lo que llega el momento en que sabremos si se trate de una utopía o una distopía, en la labor diaria el docente se enfrenta a diferentes retos que, aunado a la dinámica vertiginosa de atender con mayor rapidez y a una mayor cantidad de estudiantes, deberá ser capaz de incorporar exitosamente dinámicas que se ajusten a cada una de las modalidades que hoy conviven en las aulas, físicas o virtuales, es decir, para (1) la clase presencial en un espacio físico determinado, (2) la clase remota síncrona en un espacio virtual, generalmente una sala de videoconferencia, (3) un escenario mixto con la capacidad de atender estudiantes en un lugar físico y a distancia, (4) un espacio digital para la realización de actividades asíncronas y (5) otras variedades distintas que mezclan en mayor o menor medidas a las anteriores y las posibilidades que se crean constantemente gracias a los emprendimientos y el paso del tiempo  (Selwyn, 1999).

No obstante, la clase también tiene que ser distinta, transformándose de la escuela clásica en donde el rol principal lo desempeñan las y los docentes, hacia espacios en donde las y los estudiantes tengan que tomar un rol más activo en el aprendizaje. Algunas de estas modalidades pueden ser encontradas en propuestas como las del aula invertida, concepto que puede definirse, de acuerdo con Vidal (2016), citando a Quiroga, como:

Un enfoque pedagógico en el que la instrucción directa mueve desde un espacio de aprendizaje colectivo a un espacio de aprendizaje individual al estudiante, y el espacio de aprendizaje colectivo resultante, se transforma en un ambiente de aprendizaje dinámico e interactivo, donde el docente guía a los estudiantes a medida que él aplica los conceptos y participa creativamente en el tema.

Retomando el título del evento, se me hizo la cordial invitación para realizar el cartel e imagen de este. El intenso juego de palabras y experiencias en torno al uso de la tecnología generó de inmediato en mí una impresionante cantidad de imágenes en mi mente, pero debido a que el tiempo ya apremiaba, inicialmente me enfrenté al primer desafío: generar rápidamente la identidad visual para el evento.

Inicialmente pensé en abordarlo de forma tradicional. De inmediato me puse a trabajar en torno a las tres palabras que se nutren y en algunos casos se contraponen: “encantos, ironías y desafíos”. Los recuerdos de inmediato surgieron y me centraron sobre dos posibles ideas; una más romántica y renacentista, frente a otra que me arrojaba a los recuerdos de la niñez y las películas animadas. Rápidamente me decanté por aquella que se centraba en la segunda: un cuento que todos conocemos y que empezó primero entre bocetos varios (ver Figura 1).


Fig 1. Primeras aproximaciones (boceto) a la imagen del evento.

Nuestra memoria es mágica, nuestros recuerdos, algunos inolvidables y otros los hemos sepultado explicable o inexplicablemente muy en el fondo, en el iceberg del subconsciente. A pesar de todo, nuestro mecanismo de búsqueda y de relacionar cosas es tremendamente eficiente. Aunque invariablemente también tenemos esos lapsos en donde sabemos que ahí hay algo pero que no podemos a ciencia cierta definir o expresar y ante dicha frustración una de las formas típicas de expresarlo es “te lo juro, lo tengo en la puntita de la lengua”.

Para representar la compleja amalgama de encantos, ironías y desencantos que destacará las ambigüedades que las tres palabras representaban, se empleó la siguiente metáfora. Parece que no hay mejor escena para demostrar tanto el encanto, como la ironía, así como el desencanto sino en la tradicional idea del fruto prohibido, la manzana (Génesis 3:6-7) que, por un lado, juega con el deseo de aquello inalcanzable pero que a final de cuentas resulta encantador o deseado y, que por otra parte, desencadena un castigo que lleva al desencanto del castigo. El fruto prohibido ha sido empleado magistralmente como uno de los logotipos más emblemáticos de una de las empresas tecnológicas más relevantes de finales del siglo XX e inicio del siglo XXI (Kyamko, 2023). En este particular momento de nuestra historia humana, la promesa por parte de la tecnología de mejorar y poder reivindicar al hallar soluciones a las problemáticas humanas recurrentes, resulta ese encanto que corresponde con la idealización representada en la cúspide del dramatismo cuando Blancanieves se ve tentada por la manzana ofrecida por la anciana (Disney, 1937).

Nuestra ingenuidad se ve, sin lugar a duda representada en esa escena inmortal (y hasta con un trasfondo histórico-religioso) de la manzana que se le ofrece a Blancanieves y que ahora puede elevarse a niveles magistrales (ver Figura 2).


Fig 2. Representación del encanto, ironía y desencantos tecnológicos que se utilizó como imagen visual del evento.

Todo esto simplemente lo he utilizado para dar una suerte de trasfondo de lo que implica, en un caso, el proceso creativo en el ser humano. Ese proceso creativo y su resultado conlleva un sello, muchas veces reconocido en automático. Las obras quedan selladas y firmadas por el autor, aunque muchas veces no nos detengamos a revisar a quien pertenece, dejando un vacío que desde ya hace varios años las corporaciones que explotan el derecho de distribución y explotación de las obras han utilizado para proteger sus intereses económicos.

En términos simples y llanos, la creatividad es definida por la RAE (Real Academia Española, 2014) como la “facultad de crear” o la “capacidad de creación”. Realmente la definición no le hace honor a todo el esfuerzo que plasmamos en nuestro proceso creativo, ni tampoco da constancia de las dificultades que enfrentamos a diario en el proceso creativo, no solo para realizar una obra, ya sea literaria, gráfica o pictórica, musical o de cualquier otra índole, sino incluso aquella que se realiza día con día al preparar y presentar una clase, dentro de las cuales, me atrevo a decir que son únicas e irrepetibles, pues cada clase por muy ensayada que esté, a final de cuentas es como una artesanía, única y auténtica, como atinadamente respondió “el indio” a “Mr. Winthrop” en el relato de “Canastitas en serie” (Traven, 1956, pág. 14):

—Mire, jefecito —dijo el indio sin alterarse—, es el mismo precio porque no puedo darle otro. Además, señor, hay algo que usted ignora. Tengo que hacer esas canastitas a mi manera, con canciones y trocitos de mi propia alma Si me veo obligado a hacerlas por millares, no podré tener un pedazo del alma en cada una, ni podré poner en ellas mis canciones. Resultarían todas iguales, y eso acabaría por devorarme el corazón pedazo por pedazo. Cada una de ellas debe encerrar un trozo distinto, un cantar único de los que escucho al amanecer, cuando los pájaros comienzan a gorjear y las mariposas vienen a posarse en mis canastitas y a enseñarme los lindos colores de sus alitas para que yo me inspire. Y ellas se acercan porque gustan también de los bellos tonos que mis canastitas lucen.

La creatividad y la creación: una simplificación alarmante

Como si se tratase del clásico dilema filosófico: ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Se puede parafrasear perfectamente al proceso creativo: ¿Qué fue primero, la creatividad o la creación / la obra? El producto de la creación se ve indudablemente en la obra representada, sin embargo, la creatividad no solo se limita a la concepción de una idea en la cabeza para que esta se materialice de inmediato. Incluso la naturaleza o el impacto deseado por el autor hacen que busque la mejor forma de plasmarla, escultura, pintura, etcétera, hasta ahora una obra monumental o interactiva que utilice varios medios.

La irrupción de las herramientas de inteligencia artificial generativa (IAG) pareciera que han venido a simplificar la labor creativa pues ahora nos posibilitan brincarnos, no solo el procedimiento, sino a veces hasta la propia concepción, la determinación del estilo y en cuestión de un breve lapso de tiempo, obtener el resultado.

Ya sea que se trate de textos, ilustraciones, fotografías, pequeños cortos o escenas de video, entro otros, a pesar de sus incipientes resultados, el sesgo, la alucinación y otros problemas identificados plenamente (y otros que seguramente iremos evidenciando), la IAG termina por presentarnos una “obra terminada” a partir de una descripción tan vaga o tan amplia como le sea suministrada.

Sin embargo, qué tanto está siendo la obra, así como el autor original quien plasma y retrata sus ideas por medio de la palabra o de la imagen. ¿Realmente se trata del resultado del proceso creativo que habría salido al haberlo realizado en todas sus etapas, es decir, desde su concepción, realización y acabado?

Si regresamos al concepto proporcionado por la RAE (2014), la IAG efectivamente cumple con la facultad de crear, claro a partir de la solicitud y la entrada (o prompt) proporcionada y a partir de ahí, genera un producto que no necesariamente representa el estilo, tampoco la pericia o destreza, dominio de técnicas o recursos, que la persona solicitante demanda, es más, aunque se pretenda delimitar a la herramienta de un estilo particular y que pueda replicar, la idea que en automático se genera en la cabeza de quien ha suministrado el prompt es completamente distinta del resultado obtenido, aunque puede llegar a ser útil, adecuada o suficiente.

Aunado al concepto de creación, de lo anterior se puede inferir que la simplificación del proceso creativo al uso de las herramientas de IAG incrementa la problemática de la simplificación del término.

Si se continúa escarbando en el cúmulo de definiciones y conceptos, entonces encontraremos que para crear, la RAE (2014) lo define como:

1. Producir algo nuevo. Crear un género literario. Crear un personaje.
2. Producir algo de la nada. Dios creó los cielos y la tierra.
3. Dar principio a algo como una empresa o una familia.

Precisamente, si leemos detenidamente la segunda acepción es imposible no sentirse inquietos ante la sola idea de: “Producir algo de la nada”, lo que sin lugar a dudas, resulta una facultad exclusivamente divina2, pero nosotros somos simples y meros mortales y, aunque sin lugar a dudas somos mágicos, el método científico desmintió la idea de la generación espontánea, y ya entrados en materia, sabemos que otro de los principios científicos universales es que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma y en ese sentido, la creación requiere de toneladas de energía, toneladas de materia (en todas sus formas, incluida la materia gris) y toneladas de dedicación.

A final de cuentas, aunque la IAG favorece y promueve la obtención rápida de productos determinados, la herramienta se ve impedida hasta el momento (o al menos hasta donde nos han contado) para la generación de ideas auténticas o propias, aunque como algunas herramientas han atendido a preguntas parecidas sobre su capacidad de análisis y reflexión, por un lado se dedican simplemente a atender las solicitudes, pero por el otro lado, en un proceso similar a lo que nosotros podrías identificar como la espera (o stand by, en inglés), aprovecha para adentrarse a los bancos de datos aún no revisados con la finalidad de añadir e incorporarlos a su fuente de datos.

Por último, para terminar con la breve discusión de este apartado, hay que destacar que existen diferentes tipos de creadores que, para no complicar demasiado la discusión, van de aquellos creadores incidentales o utilitarios, a los aficionados y expertos, distinguiendo que para cada uno de ellos el proceso de creación se limita o reduce a un fin determinado.

Por ejemplo, un creador incidental o utilitario sería aquel que de improvisto requiere de un trabajo como podría ser un logo, una ilustración o un texto sencillo, por lo que muy probablemente se dará por satisfecho con el resultado proporcionado por alguna herramienta de IAG como ChatGPT para un texto, o bien, con leonardo.ai para una ilustración.

Sin embargo, el proceso creativo suele ser cautivador, por eso partiendo de la premisa que titula el libro de  Rodolfo Castro (2002) “La intuición de leer, la intención de narrar”, se puede inferir que entre más se utilizan estás u otras herramientas, al igual como sucede en el proceso de lector a escritor, se va transitando de un estadío incidental a uno de aficionado, en donde el placer de la creación propia comienza a embargar el alma, por lo que al enfrentarse a las limitantes de las herramientas, es probable que el entusiasta de la creación requiera herramientas más complejas para poder plasmar su propia voz.

El último nivel, el del creador experto es el que impera en aquellos artistas o creadores consumados que han dedicado gran parte de tu esfuerzo y tiempo a una o varias actividades creativas y son quienes al enfrentarse a lo limitado de las opciones que ofrecen estas herramientas al momento, prefieren continuar con sus procesos de creación como hasta la fecha, sintiendo incluso frustración al emplear estas herramientas porque por más que intenten poner prompts sumamente precisos, el resultado en pantalla se distancia diametralmente de lo que en sus mentes debería ser la obra terminada.

Una premonición en torno a la creación: invitación o alerta

Para no continuar y extendernos demasiado con los cuentos y, además de que como ya amablemente comentó mi gran colega Alejandra Sánchez, me encanta la ficción y en particular la ciencia ficción, por lo que, aprovechando las grandes referencias/recomendaciones a obras y artistas consumados, me permitiré referirme a uno de los grandes: Jorge Luis Borges.

"Yo recuerdo más lo que he leído que lo que me ha pasado. Pero claro que una de las cosas más importantes que pueden pasarle a un hombre, es haber leído tal o cual página que lo ha conmovido, una experiencia no menos intensa que otras". Bellísimo pensamiento, impactante, lleno de pasión y de un compromiso inequívoco por el arte de las palabras. Lo leo, o bueno, simplemente lo pienso o lo recuerdo y se me pone chinita la piel. Me emociono, soy partícipe de su pasión, la comparto. Desde mi punto de vista, eso es lo que define para mí el arte, la capacidad de transmitir las sensaciones, las emociones, las intenciones del creador y es ahí donde radica el peso y el valor de la creatividad.

Dentro de los tantos relatos maravillosos que nos regaló Borges (1941), hay uno en particular que me eriza la piel y que considero no puede ser más adecuado para el planteamiento que deseo compartirles hoy: La biblioteca de Babel, también conocido como la biblioteca infinita.

El relato ha maravillado a muchas disciplinas, entre las cuales ha derivado en fascinación para las y los arquitectos, gente de letras, filósofos, diseñadores varios, entre otros.

Su minuciosidad al detalle, pero también a veces lo ambiguo en el relato (que es muy breve, tan solo unas cuantas páginas), ha desafiado por ejemplo al primer grupo (es decir, a arquitectos) quienes han intentado realizar los planos de dicha edificación sin poder llegar a una solución definitiva, pero tampoco a refutar categóricamente una edificación como la descrita por Borges en donde se trata de una serie de galerías hexagonales interconectadas hacia arriba, hacia abajo, en ocasiones a los lados que desde mi punto de vista, me invita a pensar a que el autor se basó en el modelo neuronal, pero también a una estructura no material, sino a una red informática o simplemente información indexada en algún sistema informático. La ironía dentro de este irónico relato es su fecha de publicación: 1941, ni las neurociencias, ni tampoco la informática estaban desarrolladas como hoy. Sin duda, todo un visionario que puso y nos sigue poniendo en jaque. Lo maravilloso de la capacidad creadora se asoma a todas luces.

Como bien señala en su relato, se perfila una evidente diferencia, una distancia inminente e irreductible, entre lo divino y lo humano.

Algunas de las conclusiones de quienes habitan (inexplicablemente) en esa biblioteca, les ha permitido formular una teoría general de la Biblioteca y que un bibliotecario de genio descubrió la ley fundamental de la Biblioteca: No hay dos libros iguales y, la biblioteca registra todas las posibles combinaciones de los símbolos ortográficos en todos los idiomas y contienen todo, desde la historia minuciosa del porvenir, es decir, lo que aún no ha sucedido, como incluso la relación verídica de tu muerte, además de la versión de cada libro en todas las lenguas y las interpolaciones de cada libro en todos los libros.

  • No hay dos libros iguales.
  • La biblioteca registra todas las posibles combinaciones de los símbolos ortográficos en todos los idiomas.
  • Contienen todo:
    • desde la historia minuciosa del porvenir,
    • incluso la relación verídica de tu muerte
    • las interpolaciones de cada libro en todos los libros

Eso quiere decir que se encuentra todo lo ya escrito, pero también todo lo que aún no se ha escrito, lo que nos obliga a pensar que una inteligencia superior, una inteligencia divina o un algoritmo secuencial se ha dado a la tarea de escribir todo lo que puede ser escrito.

  • ¿Quién lo escribió?
    • una inteligencia superior
    • una inteligencia divina
    • un algoritmo secuencial

Todo podría parecer felicidad, más para quienes tienen al alcance toda esa información. Ganar la lotería en Volver al futuro es una de las tantas posibilidades que nos ofrece la Biblioteca, pero mejores palabras que las de Borges no hay para relatar lo acontecido al interior: los “peregrinos disputaban en los corredores estrechos, proferían oscuras maldiciones, se estrangulaban en las escaleras divinas, arrojaban libros engañosos al fondo de los túneles, morían despeñados por los hombres de regiones remotas. Otros se enloquecieron…”

El relato continúa de manera igualmente desafiante y reflexiva. Sin lugar a duda, y regresando al planteamiento simplista de la definición que enmarca la creatividad como la facultad de crear, con toda la naturalidad del mundo, la capacidad creadora que, dado lo limitado aún de nuestro mundo, se ha atribuido casi única y exclusivamente al ser humano, podría ser arrebatada definitivamente de nuestras manos.

Reflexiones finales

Las IAG serían capaces de emprender un ambicioso proyecto como el descrito por Borges en la Biblioteca de Babel, pero yo me pregunto si se lograría obtener la misma sensación al saber que lo escrito solamente es producto de un proceso mecanizado, a leer una obra como las de Charles Bukowski (Shakespeare o cualquier otro autor)que se enmarcan en torno no solo al texto, sino a todo un contexto, a la vida de y a la persona en su conjunto.

Entonces como seres humanos:

¿Qué nos quedaría?

¿Cuál sería la verdadera naturaleza de la obra y su capacidad para asombrarnos, para disfrutarle?

La utopía tecnológica, aún reciente como para sacar conjeturas definitivas, pero que a grandes rasgos prometía un paraíso caracterizado por una reducción de la jornada de trabajo, mejores condiciones de vida, automatización de las tareas rutinarias o menos gratificantes, se está convirtiendo en una etapa de adaptación y reflexión obligada que se acerca más a la vorágine de la revolución industrial en donde los despidos masivos, la suplantación de autores consumados e incluso la utilización de recursos naturales para garantizar el funcionamiento y la operación continúa de las IAG desdibujan las fronteras de lo prioritario o lo necesario como atender a cuestiones de sostenibilidad/sustentabilidad ante lo irónico del encanto tecnológico.

Con la promesa de pronto tener la solución a todos los problemas, se nos incita a ser más productivos en lugar de ser más reflexivos, más analíticos, pero fundamentalmente, nos distanciamos cada vez más del disfrute que proporciona la sensación de logro, de triunfo y la consecusión de uno o varios objetivos.

La intención del texto no es sentirnos agobiados, ni tener un pensamiento pesimista, ni mucho menos un rechazo hacia las diversas posibilidades que la tecnología nos ofrece, sino plantearnos posibilidad de que enriquezcan nuestra capacidad creadora, reflexionar en torno a si las inteligencias artificiales y sus obras derivadas a partir de los comandos o prompts que nosotros les proporcionamos son equivalentes a los procesos creadores y de trabajo que realizamos directamente, a pesar de la calidad es de envidiar en muchos de los productos de la IAG. La técnica para representar, la calidad o el detalle, el color y los efectos logrados en segundos por estas herramientas, es sorprendente.

Como pensamiento final con la intención de promover nuestra creatividad, me gustaría cerrar con otras palabras del gran autor a quien he destinado varis líneas del presente texto, Borges, quien nos regala la siguiente maravillosa frase:

“Todo lo que nos sucede, incluso nuestras humillaciones, nuestras desgracias, nuestras vergüenzas, todo nos es dado como materia prima, como barro, para que podamos dar forma a nuestro arte”.

Referencias

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* Gerardo Alfonso Pérez Barradas: Técnico Académico del Departamento de Humanidades de la UAM-Azcapotzalco. Es Licenciado en Administración y Maestro en Diseño en la línea de investigación de Hipermedios por la UAM-Azcapotzalco. Ha creado diversos programas, así como el Centro de Aprendizaje Interactivo de Lenguas Extranjeras (CAILE). Editor responsable de la revista electrónica Re Lingüística Aplicada y también en el Diplomado de Desarrollo de Videojuegos: Planeta Videojuego.

1 En su capítulo introductorio de su libro "Desmistificando a inteligência artificial", Dora Kaufman (2022) da un recorrido que va precisamente e las historias de ficción, tanto en el cine, como experiencias tecnológicas que, en un inicio conocidas más como CRM (Customer Relationship Management) han evolucionado en las grandes plataformas para ofrecer productos o servicios más cercanos al público objetivo o meta.

2 Y qué tendría que ser aun así cuestionada, porque seguramente cualquier entidad divina, si llegaran a existir, poseería un gran cúmulo de conocimientos que terminarían por invalidar lo grave de la premisa, dejándonos tal vez solo la cuestión de pensar que la nada se refiere a no tener insumos o materiales a transformar, apareciendo como por arte de magia la obra terminada sin necesidad de haber moldeado, transformado y adecuado la materia.