Número especial

El regreso a clases presenciales en la Educación Superior en México: entre expectativas y realidades

María de Lourdes Aranda Franco *
Gabriela E. Cortés Sánchez **
Roberto Ruiz Cámara ***
UAM - Azcapotzalco

Introducción

El campo de la educación no escapó a la realidad de la Pandemia. Con la finalidad de garantizar un lazo pedagógico – que no una continuidad - , los cursos presenciales dieron paso a una enseñanza virtual de urgencia; muchas veces mal planificada o improvisada.

Al término del confinamiento y ante el inminente regreso a cursos presenciales, surgió - en todos los estratos del quehacer educativo - una serie de interrogantes con relación al “futuro” de la enseñanza y del aprendizaje.  Los docentes se cuestionaban sobre cuáles aspectos de la enseñanza a distancia podrían conservarse e incluso extenderse; sobre cómo mantener la creatividad y el entusiasmo que surgieron durante su enseñanza virtual, etc.  En los niveles administrativos,  la preocupación se orientaba hacia garantizar un entorno seguro para la comunidad, hacia  el manejo apropiado de los recursos y a determinar los sectores en los que su aplicación redundaría en mayores beneficios. Por su parte, entre las inquietudes más recurrentes entre los estudiantes, se encontraban: la forma de interactuar - frente a frente - con sus profesores  y compañeros y si los contenidos cortos e interactivos de los cursos a distancia, se conservarían en la modalidad presencial. No se puede ignorar que después de dos años de educación remota, los casi 120 000 estudiantes que se incorporaron al sistema de educación superior mexicano en los ciclos 2020 – 2021 y 2021 – 2022 (INEGI 2022), ingresaron, por primera vez, a las aulas de sus instituciones. Nunca antes se habían enfrentado a la educación superior en modalidad presencial. Esta situación les generó, sin lugar a dudas, toda una gama de emociones y una gran incertidumbre.

Es, en este sentido, que el presente estudio pretende llevar a cabo una reflexión que toma, como punto de partida, el resultado de un sondeo, no exhaustivo, que se realizó a estudiantes y docentes de lenguas extranjeras en la UAM-Azcapotzalco durante el trimestre 22-O: “Expectativas VS Realidad en el regreso a clases presenciales”.

La intención primera de esta exploración es la validación de las emociones - positivas o negativas - que pudieran tener los estudiantes y los docentes con respecto al regreso a clases presenciales. El poder externar y discutir sus inquietudes en un espacio seguro, más humano y, a través de un diálogo abierto, representa un primer esfuerzo para superar, de manera lógica y creativa, los obstáculos  en el aprendizaje y en el intercambio de ideas. Las clases presenciales – sin sobredosis de pantallas ni dispositivos electrónicos de por medio - se convierten, pues, en un entorno privilegiado para fortalecer el vínculo profesor / estudiante, a través de una interacción más cercana e inmediata. Sin embargo, la relación docente - alumno no fue lo único que se vio afectado por la pandemia. Se perdieron también innumerables manifestaciones culturales, conferencias magistrales, alegres conversaciones de estudiantes y docentes en los espacios universitarios, entre otras. En otras palabras, el confinamiento interrumpió la experiencia de algunos de los más grandes atractivos de la Educación Superior: las clases presenciales y todas las actividades que de ellas emanan.

Podría ser tentador tratar de olvidar todo lo que sucedió en los dos últimos años; sin embargo, resulta imprescindible abordar los efectos residuales que los estudiantes y docentes aún experimentan. Si bien, en el regreso a clases presenciales, es necesario llevar a cabo una profunda reflexión sobre la manera de recuperar los aprendizajes perdidos, el enfoque que se dará a los nuevos programas, y la forma de innovar nuestra práctica docente con la integración de los recursos digitales, entre otras cosas; no podemos dejar de lado el acompañamiento que daremos a nuestros estudiantes durante su proceso de inserción / reinserción a la dimensión de socialización esencial de la vida universitaria y de la enseñanza, en general.

Metodología

Esta investigación es de tipo exploratorio y el cuestionario tiene un esquema cualitativo que tuvo como intención conocer las primeras emociones - positivas o negativas - que pudieran tener los estudiantes y los docentes con respecto al regreso a clases presenciales. Para analizar los resultados se utilizó la hermenéutica que es una teoría de interpretación de las expresiones lingüísticas y no lingüísticas. La hermenéutica se empleó como una rama de la fenomenología que intenta extraer las características esenciales de nuestras experiencias. Para determinar este significado es necesario entrar en el círculo hermenéutico, constituido por el intercambio intersubjetivo de símbolos lingüísticos que se producen en un contexto específico. (Waldelnfels, 1996).

Sujetos

115 estudiantes y profesores de los cursos entre semana y sabatinos del CELEX de la UAM-A de idiomas francés e inglés de las tres divisiones académicas (Ciencias Sociales y Humanidades, Ciencias Básicas e Ingeniería, Ciencias para el arte y diseño). Se usó Google Forms para aplicar, recibir respuestas del cuestionario y resultados.

Instrumento

Con el fin de tener un acercamiento a las emociones - positivas o negativas - que pudieran tener los estudiantes y los docentes con respecto al regreso a clases presenciales se diseñó un cuestionario de 12 preguntas tanto de sus conocimientos como de sus experiencias en el regreso al modelo híbrido. (Anexo)

Resultados

Con respecto a la encuesta que se realizó en la UAM-A a estudiantes y docentes de lenguas extranjeras, la respuesta a la pregunta #1 arrojó que casi tres cuartas partes de los alumnos entrevistados prefieren tomar cursos presenciales; sin embargo, los alumnos que se pronunciaron por los cursos a distancia aportaron un mayor número de argumentos para sustentar su decisión: principalmente por razones de tiempo y de trabajo-. Se podría suponer que este resultado es producto del – en ocasiones - complicado acceso a redes y a los dispositivos tecnológicos, a la escaza  formación digital de muchos de los estudiantes y de los docentes o a la mala experiencia en la enseñanza a distancia – llamémosle espontánea - vivida durante el confinamiento. Sin embargo, el porcentaje de alumnos en pro de los cursos presenciales, es muy similar al obtenido por el Centro para el Análisis y la Investigación EDUCAUSE de los Estados Unidos de Norteamérica; en donde una encuesta aplicada en 118 instituciones de nivel superior , en el mes de octubre, reveló que el 70% de los estudiantes prefieren el face-to-face learning; mientras que los profesores encuestados se mostraron todavía más parciales hacia la educación presencial, al alcanzar una cifra del 73%.  Por otra parte, la mayoría de los estudiantes estadounidenses que sí se inclinaron hacia la educación a distancia, reveló tener trabajos de al menos 40 horas por semana.

Por otra parte, entre las ventajas asociadas a la enseñanza presencial, mencionadas por los entrevistados, destacan las que se refieren a la integración, a la convivencia, a la interacción y a los procesos de socialización. En este sentido, no se podría ignorar que el carácter síncrono de la modalidad presencial genera un espacio privilegiado para el desarrollo de un sentido de pertenencia, de comunidad y de camaradería y da pie a grandes experiencias de aprendizaje entre pares y que, durante la enseñanza a distancia de urgencia, muchos profesores no tuvimos tiempo o no supimos cómo integrar – de forma tan repentina -  la gran cantidad de interacciones cognitivas, comportamentales y afectivas complejas que se presentan regularmente en un curso presencial.

En segundo término, encontramos las ventajas que se refieren a un menor número de distractores para los estudiantes y a una respuesta más eficiente en la resolución de dudas, por parte de los docentes.

Para algunos teóricos, en el  aprendizaje, la interacción directa con el profesor y los compañeros genera un mayor compromiso y ejerce una presión positiva para concentrarse en lo que está sucediendo en la clase. Por otra parte, el estudiante obtiene respuestas, aclaraciones y explicaciones sin mayor pérdida de tiempo y recibe una retroalimentación inmediata, por parte del profesor. Sin embargo, las mismas ventajas se podrían encontrar también en una enseñanza síncrona a distancia, bien planificada.

Entre las ventajas que ofrece la enseñanza a distancia, las respuestas más recurrentes se enfocan, principalmente, en la gran flexibilidad – en tiempos y espacios -  que brinda este tipo de cursos.  Algunas respuestas arrojaron concretamente que, por diversas razones de tiempo, económicas, de salud, de seguridad, etc. los estudiantes y docentes prefieren evitar los traslados a la Universidad. De acuerdo a los datos del Censo de Población y Vivienda 2020, en la Ciudad de México, el 90% de los estudiantes mayores de 18 años, utiliza algún tipo de transporte público. Estos indicadores podrían, por sí solos, nutrir todo un debate al respecto.

El traslado a la Universidad se revela, también, como la mayor y casi única desventaja de la enseñanza presencial.

En cuanto a las desventajas de la enseñanza a distancia, las respuestas fueron múltiples y variadas; aunque las que se refieren a problemas técnicos y de conectividad, sobresalen por cierto margen.

Las respuestas revelaron que varios estudiantes estarían interesados por algún tipo de enseñanza híbrida o de modelo HyFlex o, al menos, en que se incorporaran algunos aspectos de la enseñanza a distancia en los cursos presenciales, principalmente tareas y exámenes. Para implementar plenamente estos modelos, podría parecer evidente, pero más allá de la adquisición e instalación del equipo tecnológico, se deben considerar las necesidades pedagógicas y, estas necesidades, representarían, sin duda, un gran impacto en el presupuesto institucional.

Si bien, los estudiantes consideran que son pocos los profesores que incorporan recursos de la enseñanza a distancia a los cursos presenciales; sabemos que ésta no es una tarea fácil. La concepción de recursos de un curso presencial, sustentada en documentos emanados de la enseñanza a distancia y viceversa, requiere de una profunda reflexión del proceso. Habría que cuestionar la factibilidad de un tal procedimiento y llevar a cabo una profunda exploración de los obstáculos. Un procedimiento de esta magnitud, no tendría, pues, nada de evidente. Un simple cambio de formato (de un formato web a un formato de texto, por ejemplo), por fácil y tentador que parezca, sería totalmente inoperante. La eficacia de los recursos de un curso representa un reto importante y cuando dichos recursos fueron concebidos de forma errónea o carecen de una mediatización (canalización) adecuada, el estudiante se apropiará de los contenidos de forma deficiente o nula.

En la UAM-A, de acuerdo a lo expresado por la oficina de Educación Virtual, se aplica una forma híbrida que consiste en utilizar la educación virtual como apoyo a la docencia presencial. Su interés primordial es la preparación de los estudiantes para ingresar al mundo laboral, propiciando el desarrollo de sus competencias profesionales en las metodologías e instrumentos de la comunicación interpersonal a través de la computadora.

El área de cómputo, por su parte, cuenta con el equipo disponible para dar servicio a más de 4,000 usuarios al día, en sesiones de hora y media. Los alumnos pueden utilizar los servicios de cómputo para la realización de tareas y consultas.

En cuanto a los profesores, la visión de la UAM Azcapotzalco descansa en la idea de la innovación docente para mejorar la enseñanza-aprendizaje y el énfasis está dado en el uso de los principios de educación virtual dentro de un esquema de docencia presencial.

De acuerdo a la encuesta aplicada a algunos estudiantes de Lenguas Extranjeras, más del 85% de los entrevistados perciben al campus universitario como un lugar seguro para su salud. En este sentido, la UAM-A publicó una guía de 24 páginas que tiene como objetivo  “…establecer las medidas sanitarias generales y definir las acciones que la Institución debe llevar a cabo, así como los aspectos a observar durante la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, para mantener las actividades presenciales en las instalaciones de la Universidad y proteger a la comunidad universitaria (alumnado, personal académico y administrativo), así como a quienes proveen, prestan servicios y visitantes en general”.

Una de las principales inquietudes expresadas por los alumnos, era si los contenidos cortos e interactivos de los cursos a distancia, se conservarían en la modalidad presencial. La mayoría de ellos consideró que estos contenidos se habían ampliado al regresar a clases presenciales. Esto obedece a que durante los cursos a distancia dispensados durante el confinamiento, los estudiantes debían cursar un número considerable de materias y la sobreexposición a las pantallas de los dispositivos podría resultar dañina para su salud. Por esta razón, se solicitó a los profesores concentrarse especialmente en los objetivos operacionales de su materia y trabajar con unidades didácticas menos extensas.

Sin embargo, un gran porcentaje de los estudiantes entrevistados considera que el regreso a clases en modalidad presencial corresponde a sus expectativas.

Conclusión

Si algo nos ha enseñado la pandemia es que somos capaces de adaptarnos a lo que se nos presente, sin importar cuán rápido o desconcertante sea el proceso. Así, ya sea a distancia o presencial, el vínculo entre profesor y alumno siempre encontrará la forma de estar ahí para garantizar un correcto aprendizaje y satisfacer las necesidades de los alumnos.

Sin embargo, si la Educación Superior pretende seguir siendo pertinente en la “nueva normalidad”, en cómo debe cambiar. Para lograrlo, se habrá de concebir un enfoque más global, privilegiar la innovación educativa para integrar en la concepción de los planes y programas de estudio, evaluarla y asignar recursos adecuados.

A largo plazo, la realización de un modelo educativo que integre el aprendizaje presencial y en línea, podría ser muy ventajoso para los estudiantes. Para ello, se deberá contar con personal docente con una formación sólida; que tenga acceso a nuevos recursos y métodos de enseñanza y que garantice la inserción de los estudiantes a un mundo cada vez más digitalizado.

* María de Lourdes Aranda Franco: Profesora-investigadora de la Coordinación de Lenguas Extranjeras, integrante del Eje Curricular Francés de la UAM-Azcapotzalco, Coordinadora del Grupo de Investigación en Lingüística Aplicada.

** Gabriela E. Cortés Sánchez: Licenciada en Derecho por la UAM-A, maestría en Lingüística Aplicada por la UNAM, “Certificate of Proficiency in Teaching English as a Foreign Language”. Profesora-investigadora titular “C” en la UAM-A. Coautor de los libros “English for Economists” y “Aprender a aprender”. Director de la Revista Electrónica Re Lingüística Aplicada de la UAM-A desde 2004. Miembro del Grupo de Investigación en Lingüística Aplicada (GILA).

*** Roberto Ruíz Cámara: Egresado de la Escuela Normal Superior de México con especialidad en francés. Estudió lengua francesa y metodología de enseñanza FLE en la Universidad de la Sorbona (París III), Francia y en la Universidad de Montreal, en Montreal, Quebec, Canadá. Obtuvo una Maestría en Ciencias de la Educación de la Universidad del Valle de México y Laureate International Universities en Baltimore, Maryland, Estados Unidos de América. Actualmente, es profesor de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana – Azcapotzalco.

Anexo

Cuestionario: El regreso a clases presenciales / noviembre 2022