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Plataforma histórica de la variante dialectal empleada por los chicanos

* Alejandra Sánchez Valencia

E ontemplado desde dos culturas diferentes: la mexicana y la norteamericana, el chicano es sin lugar a dudas un ser diferente. A los ojos de un mexicano es un hermano que se ha "agringado" y hay que "mexicanizar"; a los ojos de un norteamericano es un ciudadano de segunda. Esta bipolaridad es una visión pobre que refleja principalmente desconocimiento y etnocentrismo.

Uno de los fenómenos que más puede llamar la atención a un mexicano es encontrarse con un chicano y enfrentarse a que no hablan el mismo idioma. Algo sucedió, lo más fácil es pensar en una “traición”, pero ello es permanecer en la más fácil e infantil de las posturas: un reclamo absurdo, una hipótesis carente de sustento y que desafortunadamente se ha estereotipado.

Reflexionar sobre lo que significó que parte de la nación mexicana se encontrara de pronto como conformadora de otra nación: Los Estados Unidos de Norteamérica, conmina a realizar una serie de preguntas: ¿Qué sucedió entonces si hablamos de dos naciones, dos culturas, y dos idiomas diferentes? ¿Por qué podría hablarse o no de una vitalidad del español en los Estados Unidos a más de un siglo de distancia? ¿Por qué, efectivamente, existe una variante dialectal que escapa al entendimiento de mexicanos y norteamericanos? ¿Por qué para los mexicanos podría haber un entendimiento parcial? Aún más, ¿tal variante resulta homogénea para los hablantes mismos? Dentro del espectro de la comunidad norteamericana de origen mexicano, ¿hay acaso diferencias en su producción lingüística? ¿Puede hablarse de situaciones en que exista más o menos asimilación a la nueva cultura y al idioma inglés?

En este artículo se pretende mirar en retrospectiva la trayectoria que tuvo la comunidad de origen mexicano en su asimilación a la comunidad méxico-norteamericana, las condiciones históricas particulares y el impacto que causó en la producción lingüística.

México-Estados Unidos: lenguas en contacto a partir de 1848

El antiguo noroeste mexicano pasó a ser el suroeste norteamericano de manera oficial el 2 de febrero de 1848 con el Tratado de Guadalupe Hidalgo: "El vencido tuvo que ceder al vencedor los territorios de Texas, Nuevo México y Nueva California, o sea dos millones cuatrocientos mil kilómetros cuadrados, más de la mitad del suelo mexicano".(González, 1994: 105).

A pesar de las viscicitudes por las que ha tenido que pasar el idioma español en territorio norteamericano, ha gozado de más de un siglo de vitalidad. Podría, sin embargo, existir otro punto de vista, que haga referencia a cuatro siglos. Ello, efectivamente, si se toma en cuenta el tiempo en que tuvieron lugar los primeros asentamientos españoles, en 1598, en Nuevo México. No obstante, ¿de qué contacto podría hablarse aquí, si no es del de españoles e indígenas?, donde la lengua dominante era el español, hablado por los conquistadores y misioneros.

Conviene realizar un reconocimiento exploratorio a las principales regiones que conformaron lo que después sería el suroeste de los Estados Unidos. En primer término, conviene recordar que los asentamientos tuvieron lugar en el siglo XVI, y aquella vasta región era parte de la Nueva España. Todos los asentamientos que se dieron fue con el objeto de salvaguardar el territorio que pertenecía a España. En 1821 México ganó su independencia, dejando de ser Nueva España,. empero, los problema de comunicación y distancia entre el centro y la región del norte siguieron siendo los mismos:

"Politically, economically, and socially, the Southwest never formed an integral part of New Spain . The hazards of rugged desert terrain, tremendous distances, enemies, poverty, and an official indifference to local conditions forced the early conquerors and settlers into a stalemated position. They became the victims of isolation and neglect, so that their culture and language reflected ever more simply and provincially the glories of Spain ". (Macanab, 1978: 280).

Como región debe señalarse que no formaron un grupo homogéneo, había diferencias, o bien particularidades en aquél territorio que a partir de este momento se denominará en este ensayo "el suroeste", formado por lo que hoy en día son los estados de: Texas, Nuevo México, Arizona, Colorado y California. En otras palabras, antes e incluso tiempo después de 1848, factores tales como las condiciones climatológicas, esto es terrenos que no eran favorables para ser habitados: el desierto, las montañas, y las tribus guerreras (comanches, particularmente), así como la falta de transporte apropiado, no permitían la interacción entre los asentamientos más importantes de aquella época.

Grosso modo puede hablarse de tres áreas independientes que fueron colonizadas en momentos diferentes y que tuvieron, como un común denominador, la transmisión cultural con base en la oralidad: narraciones, cuentos, poesía y canciones. Esto es importante recordarlo como un marco de referencia en tanto se habla de habitantes cuyas necesidades más inmediatas se daban en la supervivencia a condiciones geográficas hostiles; y la educación formal estaba en manos de unos cuantos que eran los más afortunados económicamente.

Puede hablarse de una primera herencia lingüística para los moradores del suroeste norteamericano: el español arcaico (a la luz del siglo XXI), que era lo que se hablaba en aquél siglo. Un vistazo a las particularidades de cada una de las áreas que integraban el suroeste, podrá servirnos como reconocimiento exploratorio del escenario en el que habrán de participar los actores.

Nuevo México se caracterizó por ser el asentamiento español más antiguo en Norteamérica, sus moradores venían de Nueva Vizcaya o Nueva Galicia, por lo que en su castellano quedó la huella del vocabulario de ese entonces:

"In New Mexico, Southern Colorado, and the El Paso Valley, archaic terms in common use are naiden, traidra, trujo, dijieron, anque, dende, comigo, cuse, (que es de), mesmo, escuro, ivierno, escrebir, and well over a thousand other. Espinosa (1909, p.56) counted some fourteen hundred Spanish dialect forms peculiar to New Mexico alone, of which about a thousand are Spanish, seventy-five Nhautl (sic.) and only ten of native New Mexican origin". (Macnab, 1978: 284).

Nuevo México estaba compuesto por pequeñas comunidades agrícolas. Las escuelas eran prácticamente inexistentes. Todos aquellos individuos con la aspiración y la capacidad económica para pagar su educación eran enviados a México. Por su parte, los sacerdotes, misioneros, y personas que trabajaban en el gobierno habían recibido su educación en algún otro lugar, y si llegaban a vivir a Nuevo México era porque los mandaban. Ya se había comentado que geográficamente la región se caracterizó por la dureza del clima y condiciones inhabitables, entre otras tuvo mucha importancia la escasez de agua.

El aislamiento de los habitantes se caracterizó por mantenerse apartados de los indios que vivían en la parte superior de Rio Grand Valley en Socorro, Nuevo México hasta Alamosa, Colorado. Los habitantes mantuvieron su cultura, y su idioma que incluyó unas pocas palabras indígenas. Culturalmente se valieron de la tradición oral más que de la escrita para comunicar historias y sentimientos. La cohesión grupal se dio no sólo en tanto debían afrontar condiciones climáticas adversas y defenderse de una cultura diferente que les resultaba amenazante, sino que el contacto entre ellos se fomentó por las celebraciones, canciones, bailes, dichos y todo aquéllo que finalmente les diera una panorámica común de su ser. Nos encontramos entonces con dramas religiosos y seculares, poesía, corridos, baladas y romances:

"To brighten an otherwise drab existence there were dramas -both religious and secular- folk-tales, riddles and proverbs, and poetry of many kinds. Octosyllabic verse was very common and used in such varied forms and the indita (danced and sung like an Indian chant), the verso (often extemporaneous and humorous), the decima (popular in the 1800's, on all subjects from love to politics), the cuando, the corrido, the nostalgic romance and the religious alabado. Ballads brought by the conquerors remained popular. Fiestas, with song and dance, feasting and gambling, were enthusiastically organized at every opportunity. The people became, in a way, passively fatalistic, but spontaneity was encouraged and never lost. Thus the Spanish-speaking people of New Mexico preserved a largely illiterate, medieval folk culture, but a vital and meaningful one whose forms and concepts still motivate and direct the thought patterns, emotions, and behavior of hundreds of thousands". (Macnab, 1978: 284).

El caso de Texas fue diferente ya que su colonización se dio un siglo después que la de Nuevo México. Durante la última fase del apogeo español. Para el año 1800 los escasos asentamientos texanos se encontraban principalmente en San Antonio, formados por españoles provenientes de Islas Canarias. Se dice que eran pocos los que estaban de acuerdo en ser habitantes de aquella región, por lo que fue necesario que España obligara a ciertas personas a emigrar a fin de salvaguardar el territorio.

Esta migración forzosa era el pago de una condena, por lo que se establecieron colonias penales: "Few voluntary settlers could be attracted, so Spain forcibly moved residents of the Canary Islands to San Antonio, and later established penal colonies in Texas, in efforts to strengthen the province". (Macbab, 1978: 285)

Por otra parte no se observó un fenómeno de aculturación por parte de los indios pobladores de la región y, al igual que en Nuevo México, el argumento fue que cada cultura siguió con sus tradiciones y su forma de vida. Esos primeros texanos, provenientes de Islas Canarias, tenían muy poca lealtad para con España debido a la distancia y a las condiciones en que vivían: el sentimiento de ser ignorados por la madre patria. Sus tratos comerciales empezaron a darse con los migrantes norteamericanos que ingresaron al territorio por las partes del este y centro de Texas, por lo que pronto la nueva población sobrepasó a los antiguos habitantes. En cuanto a la educación, no existió formalidad alguna como para organizar y fomentar la enseñanza.

La situación de California también fue diferente porque los moradores provenientes de España tenían una mejor educación y posición económica. Hubo además muchos misioneros que se encontraron con una comunidad indígena pacífica que les facilitó la colonización. California se encontraba geográficamente aislada, aunque poseía características climáticas mejores que las de Nuevo México. Los californios desarrollaron una economía ganadera para subsistir, y la población tuvo características provinciales, donde tampoco se contó con un sistema educativo formal. La cultura se hizo patente de manera oral y vivencial, por medio de las fiestas, canciones, dramas, bailes, discursos, y cultos religiosos. A diferencia de las otras regiones, hubo un fenómeno muy importante en California: "la fiebre del oro", que motivó distintas oleadas de migrantes de diversos orígenes poblaran la región, con lo que los primeros pobladores se convirtieron también en un grupo más, no en la mayoría.

La situación de Arizona era parecida a la de Texas, y en cuanto a Colorado fue considerado más bien una anexión hacia el norte de Nuevo México, sin embargo, al igual que en California, se desató la "fiebre del oro" y pronto se vio inundado con pobladores muy diversos.

Así, puede apreciarse que la anexión territorial a los Estados Unidos del noroeste mexicano no fue del conocimiento de todos debido a la falta de comunicaciones y transportes. Sin embargo, el cambio, dejó una huella que empezaría a hacerse sentir en la vida social. El primer impacto fue de tipo psicológico, sorpresivo en tanto la población se fue enterando que pertenecía a otra nación. Fueron tiempos confusos en que el nuevo país ofrecía oportunidades de empleo en los ferrocarriles y las minas, proporcionaba escuelas donde la enseñanza no era en español, sino en la lengua de aquéllos que tenían el control. Por ello, el idioma español empezó a contemplarse como la lengua de los perdedores: "Their language was often considered disreputable, or, at best, quaint, in the schools". (Macnab, 1978: 286).

Una primera impresión fue sentirse extranjero en el propio territorio y observar cómo la lengua madre se convertía en el idioma de las minorías. Desde un principio quedó claro que aquellas personas con apellidos españoles no tendrían derecho al voto, salvo en el caso de Nuevo México. Éste, a diferencia de los otros territorios del suroeste, contaba con una población más afianzada en sus tradiciones, y al mismo tiempo mayoritaria en comparación con los nuevos pobladores, que no fueron muchos precisamente por las condiciones climáticas, y porque a diferencia de Colorado o California no había oro que buscar. Hubo un par de factores diferentes en Nuevo México respecto a las otras poblaciones antes mexicanas: la clase alta siguió tomando partido en la administración territorial y política; por otra parte no fue requisito saber leer y escribir para poder votar, por lo que aquellos candidatos a ocupar puestos políticos buscaron los votos de los pobladores de origen hispano. Así, español e inglés fueron idiomas que avanzaron al mismo tiempo en los documentos oficiales:

" The upper-class Spanish-speaking people of New Mexico continued to take part in the management of the territory. The struggle for supremacy between them and the Anglos resulted in a sort of stalemate, but, withal, a more equitable distribution of power, wealth, and status than developed anywhere else in the Southwest. Anglo and Mexican-American residents of New Mexico have repeatedly joined forces to exert pressure on the Federal Government. Statehood was gained this way. Literacy was not made a requirement for voting when statehood was acquired so aspirants to public office have always had to seek the Mexican-American vote. Spanish was long used with English in the legislature and the courts; all public documents were printed in both languages". ( Macnab, 1978: 287).

Toda esta panorámica del suroeste pone de relieve ese primer contacto de dos mundos diferentes, de dos cosmovisiones distintas, de dos maneras de verbalizar la realidad y comprenderla. En primer término, queda claro que los primeros asentamientos en el suroeste se dieron por españoles aún bajo el poderío español. El tipo de colonos que encontraron estas comunidades hispánicas fueron los indígenas, algunos reacios a la colonización, como los comanches de Nuevo México, y otros más dóciles como los de California.

La lengua dominante en el primer contacto cultural indígenas-españoles fue el español, y si bien es cierto ahora nos resulta arcaico, fue la variante que prevaleció en la comunidad que ocupó tales territorios del noroeste mexicano.

Una vez ganada la Independencia Mexicana, aquellos espacios geográficos del norte ya no pertenecerían más a la Nueva España sino a México, sin embargo dada la distancia con respecto al centro de la República y una forma "centralista" de gobierno, fue difícil tener control en una zona de difícil acceso en transporte y comunicación. Tras la anexión de los territorios mexicanos como "suroeste" norteamericano, encontramos que existe un contacto de culturas y lenguas diferentes, donde el español resulta ser el idioma de los vencidos.

Entre encuentros y desencuentros en las comunidades mexicanas y estadounidenses que conformaron otro rostro norteamericano.

Se hablaba, con anterioridad, del impacto que tuvo para los pobladores del antiguo noroeste mexicano ser colonos del suroeste norteamericano. En tal encuentro vendrían otros desencuentros ante la diferencia de cultura, lengua e identidad.

Las redes sociales en el suroeste norteamericano se tejieron gracias a los lazos de compadrazgo y unidad por parte de las familias que quedaron de "aquél lado", así que no fue extraño que muchos habitantes de "este lado" decidieran ir a probar fortuna laboral en las minas y ferrocarriles pues ya había un primer contacto con los familiares que permanecieron en tal territorio.

No fue sino hasta el siglo XX donde se vieron cambios dramáticos originados por la pertenencia a otra nación. Durante la década de 1910-1920, en la Revolución Mexicana, hubo un éxodo hacia los Estados Unidos por parte de la población mexicana, emigraron muchos campesinos en busca de mejores condiciones de vida.

Ese éxodo coincidió con las necesidades de Norteamérica por expandir su agricultura, demandando entonces fuerza laboral y en consecuencia fomentando la migración. Las zonas expulsoras de México fueron las provincias, su idioma: el español, aunque era la variante mexicana de ese momento, no resultó homogéneo, pues entre provincia y provincia había diferencias léxicas, fonéticas y sintácticas, aunque ello no era obstáculo alguno para el entendimiento. Dichos migrantes campesinos no se distinguían precisamente por una educación formal, y su producción oral se caracterizaba por los arcaísmos (es decir una frase o palabra anticuada: por ejemplo fermoso por hermoso, haiga por haya); los barbarismos (esto es desde un punto de vista muy purista de la lengua, una falta contra la recta pronunciación o la escritura de las palabras: por ejemplo nuevecientos en lugar de novecientos, o la aceite en vez de el aceite), y finalmente los solecismos (esto es, nuevamente desde un punto gramatical muy purista una falta contra alguna regla de la sintaxis, por ejemplo: veinte peso en lugar de veinte pesos; La llevé chocolates a María en vez de le llevé... En este punto sería bastante atinado observar en cuanto a los solecismos que en definitiva existe una rigidez total en cuanto a la pureza y corrección pudiendo hablarse incluso de una exageración y artificialidad en tanto muchos académicos y personas cultas de hoy en día -siglo XXI- se alarmarían al saber que su producción lingüística: ándale y súbele, por ejemplo, serían censurada por un gramático, que argumentaría al tratarse de modos imperativos en tales verbos, el sufijo "le" sale sobrando. En otras palabras, muchos solecismos forman parte del habla de todos los días que es aceptada y utilizada socialmente.

La migración de la época de la Revolución se sumó a los habitantes de origen mexicano que ya estaban establecidos desde un siglo antes, aproximadamente. Se observa, entonces, una nueva vitalidad del español en tanto recibe sangre nueva: hay nuevos encuentros. No es aventurado que Salvador Rodríguez del Pino se atreva a hablar de un "español mexicano de variante provincial" que emigra al otro país. (Rodríguez del Pino, 1980: 129).

En 1930, con la Depresión Económica en los Estados Unidos, el fenómeno se invierte y son muchos los retornos a México. Se dice, además, que tomando en consideración el inicio de la comunidad de origen mexicano en los Estados Unidos, la herencia era de servidumbre, por lo que no se visualizaba oportunidad alguna dentro del nuevo sistema, a no ser que por lo menos hubiese un poco de aculturación:

"With his heritage of peonage, the Mexican-American continued for generations with little realization of the abstract possibilities open to him under the new system. And, of course, he was not encouraged to learn. Spanish-style revolutions were obviously futile against the United States , and Anglo-type economic-political pressure was completely foreign, incomprehensible, and unacceptable until considerable acculturation had taken place". (Macnab, 1978: 286).

La Segunda Guerra Mundial fue un momento clave en dos sentidos. En primer lugar, fomentó la migración legal de los mexicanos, mientras se requería de su mano de obra para hacer frente a la demanda agrícola e industrial de ese momento. Esto nos hace ver la existencia de una nueva oleada de campesinado mexicano con expectativas urbanas (debido a las fábricas y la vida citadina). En segundo lugar, la participación y movilidad que tuvo el méxico-americano de aquél momento sentó las bases para los criterios que habrían de seguir después en sus organizaciones políticas.

Tino Villanueva habla de una "americanización" tras el "choque cultural", que deviene en asimilación, que si bien es cierto no fue total, sí fue acaparadora, siendo parte de un proceso que devino en un Renacimiento Cultural, justamente, el Movimiento Chicano:

"Este proceso de 'asimilación' se aceleró un tanto más durante la década de los cuarenta, al allegarse gran parte de nuestra comunidad al proceso de la urbanización, y debido también a que gran número de los que habían prestado servicio militar ingresaron en universidades o en programas educativos a su regreso de la segunda Guerra Mundial. En seguida empezó a extenderse más la clase media al lado de una mucho más amplia clase obrera, y a la par se hizo sentir una participación mexicano-americana en asuntos políticos y cívicos. Sin jamás olvidar las luchas agrarias que mantuvo el campesinado a lo largo de las décadas anteriores, las huelgas laborales que se dieron en muchos centros urbanos también dieron un impulso vital al Movimiento social y al Renacimiento cultural que le ha sucedido. Nacido en los años 60, el Movimiento hoy día sigue muy puesto en pie, erguido desde la base de sus obreros (campesinos y urbanos) y de sus estudiantes universitarios". (Villanueva, 1980:52)

Tenemos entonces una panorámica donde el suroeste norteamericano se ha repoblado con individuos de origen mexicano, y las condiciones de vida y organización se han vuelto mucho más complejas. Tal población, no obstante el origen común resulta diversa entre sí.

¿Qué significado habrá tenido la Segunda Guerra Mundial para los méxico-americanos? Fue un detonador de la aculturación ya que hubo una aparente movilidad social entre los mexicanos. La crisis obligó a echar mano de todos los recursos humanos y materiales disponibles. Se necesitó también de la comunidad méxico-americana que de pronto, en la atmósfera de guerra, se sintió parcialmente aceptada como compatriota en una sociedad mayoritaria.

En ese ambiente de movilidad del campo a la ciudad, con una participación femenina y masculina, se observó que esas recompensas sociales y económicas motivaban que la comunidad méxico-americana aceptara los patrones de conducta del estilo americano y su lenguaje.

Empero, terminada la guerra, el sueño devino en realidad y ésta mostraba que los ciudadanos de habla hispana se encontraban en el peldaño más bajo de la escala social, salvo unas pocas excepciones que devinieron en clase media. La realidad evidenciaba que se hallaban en un mercado altamente competitivo, y carecían en tiempos de paz, de educación, idioma, poder político, y capacidad económica para enfrentar la vida de todos los días. No es casualidad, entonces, que muchos de los veteranos de guerra se movilizaran más tarde, al igual que la clase media, en demanda de igualdad y mejoría en las condiciones de vida, sino que en modo alguno se estaba apremiando a los nuevos migrantes a asimilarse tan pronto fuera posible, a hablar con corrección el idioma inglés y a cultivarse intelectualmente. Así tenemos que: "Spanish-speaking veterans returned to second-class citizenship at home. It was no accident that they began to form associations for amelioration of political and economic discrimination. They clearly saw the close correlation between lack of skills in English and familiarity with Anglo culture, and liability to discrimination and other disadvantages". ( Macnab, 1978:290).

En la realidad de todos los días el sueño del encuentro se terminó, y afloró el desencuentro cotidiano, es decir: la discriminación, el estancamiento en las posiciones más bajas de la escala laboral, con su consecuente pobre remuneración, y la problemática de vivir con una lengua y cultura extranjera dentro de una sociedad mayoritaria.

Lingüísticamente, el caleidoscopio que se forma es uno donde oscilan todos los grados de asimilación, aculturación y resistencia , por lo que no es de extrañarse que con el constante ir y venir, particularmente del siglo XX de los migrantes mexicanos, y con los asentamientos ya establecidos generacionalmente, la gama de la producción lingüística fluctúe desde aquellos que no pueden verbalizar en español aunque entiendan perfectamente a sus padres, los que hablan ambos idiomas con la misma facilidad, aquéllos otros que no tienen la misma competencia lingüística en ambos pero que se valen de los dos, hasta los que no hablan el inglés pero lo entienden a través del español chicano o bien la variante dialectal producto de dos lenguas en contacto que son el inglés y el español. Lo cierto es que de sólo permanecer en la idea de que tal producción lingüística es sólo resultado de las lenguas en contacto, nos quedaríamos en el mero umbral de la conclusión, ya que sería descontextualizar el mundo donde se mueve tal repertorio lingüístico; en otras palabras: existe la influencia de factores del medio ambiente, así como también de la realidad que le ha tocado vivir a la comunidad méxico-americana, que es distinta a la mexicana, aunque hay raíces que la conecten a ella. De esta forma, puede hablarse de una situación sociolingüística de minoría en desventaja social.

Antes de proseguir con una descripción lingüística de la comunidad méxico-americana, es importante señalar que hubo toda una movilización de tales ciudadanos en los Estados Unidos de Norteamérica, por lo que no se reduce tan solo a los que habitan en los estados del Suroeste.

Tino Villanueva nos habla del espacio geográfico que abarca el grupo antes mencionado: Texas, Nuevo México, Arizona, Colorado y California (con mayor número), Idaho, Montana, Nevada, Oregon, Utah, Wyoming; y en las ciudades de Chicago (Illinois), Detroit (Michigan), Minneapolis-St. Paul (Minnesota), además de los círculos estudiantiles en Boston-Cambridge (Massachusetts), Filadelfia (Pennsylvania); New Haven (Connecticut), Nueva York, y Washington, D.C. (Villanueva, 1994: 7-67)

La variante dialectal surgida del contacto de dos lenguas ha recibido distintas denominaciones, para algunos es "Spanglish", mientras que para otros puede resultar Tex-Mex, español bastardo, o pachuco. Otro término empleado a raíz del movimiento chicano ha sido "Chicano Spanish". ( Rodríguez del Pino, 1994: 130). Lo cierto es que en definitiva la producción lingüística no resulta homogénea y en ella se han vislumbrado tres variantes principales, que se diferencian a nivel lexical, por lo cual no existe mayor problema en la comunicación. Dichas variantes son: Tex-Mex en Texas, Manito en Nuevo México, Colorado, y Arizona; y el Californio de California. El español arcaico se escucha más en lugares como Rio Grand Valley y el sur de Colorado, mientras que el caló o argot se utilizó por las bandas de pachucos en los barrios bajos de las ciudades como El Paso, Texas; Albuquerque, Nuevo México; Phoenix, Arizona; Los Angeles, y San José en California. Es de llamar la atención que las diferencias de producción lingüística entre estas bandas no cambia radicalmente, lo cual ha hecho suponer que entre sí se ha dado el contacto y la comunicación. Finalmente podría hablarse de un español mexicano rural proveniente de las últimas migraciones de campesinos mexicanos de las regiones expulsoras del Norte y Bajío de la República Mexicana.

Conviene tomar en consideración, aunque sea de manera somera, el papel que desempeñaron tanto las leyes como la política, prensa, radio y educación dentro de los encuentros y desencuentros de dos culturas.

En cuanto a las leyes y la justicia, pareció darse una correlación entre las personas que hablaban español y los delitos, en la cual se conjugan los prejuicios hacia los mexicanos debido a la incapacidad de dominar otro idioma para poder defenderse: "People of low socio-economic status "purse, power and pull" are disadvantaged before the law. The Spanish-speaking fall into this category, but for them there must be added the dimension of ethnicity. There is some evidence to suggest that they suffer from police brutality, differential arrest and conviction patterns, and exclusion from jury duty".(Macnab, 1978: 292).

En otras palabras, las prácticas discriminatorias muchas veces no llegan a la categoría de juicio legal. Así es posible percatarse de la disparidad que existe entre la exigencia del dominio de idiomas, en empleos, por ejemplo, donde al méxico-americano se le pide el dominio total del inglés o bien del español, y que por otra parte, para los mismos empleos, donde bien sería necesario que el individuo anglo dominara el español y tuviera conocimientos de la cultura para desempeñar bien su trabajo, no necesita más que hablar el inglés, como en el caso de los profesores:

"Since most discriminatory practices never reach the stage of legal contest, they are difficult to delineate with anything approaching full accuracy. Typical is the case of Anglos working officially with Spanish-speaking people: few of them have ever spoken Spanish and fewer still have been required to do so. Public school, health, law enforcement, and welfare personnel have always needed fluency in Spanish to perform their duties properly, but this has not been asked of them, and very few Anglos in such positions have achieved a workable level of communication in Spanish". (Macnab, 1978:292-293).

Paradójicamente, para que los encuentros resulten en los mejores términos posibles ha sido necesaria la asimilación, y ello no por razones de "traición" como llega a suponer el ciudadano mexicano común y corriente, sino simple y sencillamente por razones prácticas; porque finalmente se trata de una situación única que está viviendo y afrontando determinada comunidad. Es justamente esta comunidad minoritaria quien no sólo se ve obligada por las circunstancias que vive a asimilarse, sino que, en espera de mejores oportunidades, apura a otros del mismo grupo a participar en tal proceso. Tal vez la gran diferencia respecto a otras comunidades se da en el sí a la asimilación parcial, lo que permite se defienda la no aculturación, por eso, no obstante los siglos transcurridos, se han podido mantener muchos elementos culturales:

"The individuals among Spanish-speaking leaders who are most influential in representing their people to Anglo authorities have almost invariably been those most completely Anglified. Organizations developed by such "leaders" are directed almost entirely toward impressing their people with the importance of conforming to the Anglo mold. Their first and most universal goal is to promote effective fluency in English. That this is done at the expense of Spanish is either ignored or often itself considered as a positive goal." (Macnab, 1978: 293).

Se habló ya de los esfuerzos hechos a finales de la 2a. Guerra Mundial por parte de la comunidad méxico-americana una vez que se dio cuenta se hallaba dentro de los escalones sociales más bajos, donde los líderes se percataron de la necesidad del dominio del inglés para asegurar una mejor posición. Por lo tanto, no es de extrañar que las organizaciones políticas que se fundaron: LULAC (League of United Latin American Citizens), CSO (Community Service Organization), PASSO (Political Action for Spanish Speaking Organizations) o MAPA (Mexican American Political Association) promovieran la enseñanza temprana del inglés. En el caso de LULAC promovieron una campaña para que a los niños que recién asistían a la primaria aprendieran 400 palabras en inglés. Empero, no debe pensarse que esas organizaciones olvidasen la preservación de elementos culturales de la cultura hispánica: por el contrario, fue en todo caso una manera de pactar el encuentro de dos mundos diferentes para promover las ventajas de una combinación de ambos. Tal vez podría hablarse de una aculturación selectiva, o bien de una adaptación si por ello entendemos que el individuo tiene más margen de maniobra con respecto a la sola "asimilación".

Respecto a las lenguas en contacto puede mencionarse concretamente a una organización que no promueve la utilización del español y se conoce como "Vesta Club of Phoenix". Está integrada por estudiantes graduados anglos y latinos que ayudan a la superación académica de los estudiantes pobres ("underprivileged") de habla hispana: "Its slogan is "Progress Through Education", and it discourages use of the Spanish language". (Macnab, 1978: 293).

En cuanto al uso del español resulta difícil hablar de grupos u organizaciones que se empeñen sólo en preservarlo o promoverlo, pero es cierto que algunas sí contribuyen a tal finalidad, aunque sea de manera modesta. Así, por ejemplo, una organización fraternal como es la "Alianza Hispano-Americana" en Phoenix, lleva a cabo sus reuniones en español, promoviendo el uso de tal lengua. En Los Angeles, por ejemplo, existe el "Teatro de Cámara" conformado por sudamericanos que hacen sus presentaciones en español, así como sucede en las obras teatrales promovidas por algunas universidades como la de California en Berkeley, o la de Denver, Colorado. Aunque parece que el impacto no va más allá del contacto entre estudiantes y profesores.

En cuanto a los clubes hispanos más que procurar el uso del idioma, suscitan el encuentro social, y aunque se habla en español (un tanto como estar "en familia") el objetivo de las reuniones no es defender o promover el idioma. Existen, sin embargo, dos organizaciones sociales en Texas: una de ellas es la "Pan American Round Table" que no obstante ser de encuentros sociales, trabajó en un programa junto con Texas Western College para promover el conocimiento de la cultura mexicana. Otra organización es "The Good Neighbor Commission of Texas" en que se promueve la cultura mexicana y el uso del español.

Al hablar de organizaciones sociales bien podría rescatarse la contribución que ha hecho la Iglesia como entidad social, pues ha sido una de las grandes promotoras de la anglificación, no obstante que las misas se den en español. En los Estados Unidos, la organización católica central para tratar con los problemas relacionados con la comunidad de habla hispana es "The National Catholic Council for the Spanish Speaking" (NCCSS). Esta organización se fundó en 1945 en San Antonio; sus principales actividades oscilan desde una agencia de colocación laboral, hasta asesorías en problemas personales, clases que promuevan el desarrollo académico y conformación de grupos de apoyo para la comunidad. No obstante estos fines concretos, existe otro que bien pudiera ser el más importante: promover la aculturación:

"The work of acculturation will not be accomplished by the minority alone. The majority too must be awakened to the responsibility to analyze its own position and make it possible for the new immigrant to assimilate himself into the American way of life... I think it is clear that eventually the immigrant culture will give way to a form of life which is predominantly American but... this occurs most regularly and most harmoniously when the culture of the immigrant is respected". (Macnab, 1978: 295).

Uno de los graves problemas a los que se ha enfrentado la Iglesia Católica de la comunidad de habla hispana, en general, ha sido no tener suficientes sacerdotes que den servicio en español -la lengua requerida-, por ello en la comunidad méxico-americana ha sucedido que los sacerdotes tienen antecedentes culturales muy diversos y ello no permite una integración que no sea la del mero ritual religioso. Aunque se ha pensado en que México suministre sacerdotes a tal comunidad, resultaría imposible tomando en cuenta que en México se carece de ellos.

En la convivencia de las comunidades méxico-americanas, hubo también un impacto lingüístico no sólo en los aspectos mencionados (política, iglesia, etc.), sino en la radio y la prensa. Ya se había comentado que la forma que tuvo la comunidad méxico-americana de transmitir su cultura fue básicamente a nivel oral, más que escrito. Por eso puede comprenderse que la radio, como forma de expresión oral haya sido importante, en especial por los beneficios que puede proporcionar el considerar a la mencionada comunidad como clientes potenciales. No es extraño percibir que el número de radiodifusoras que transmiten en español se ha ido acrecentando cada vez más, lo cual tiene que ver, por supuesto, con una comunidad flotante que migra constantemente. Estas estaciones de radio no sólo transmiten en español, sino que los locutores se valen tanto del español como del inglés en sus cambios de código.

Por otra parte debe decirse que si bien es cierto algunos de los descendientes de las primeras generaciones de méxico-americanos hablan español, ello no quiere decir necesariamente que lo puedan leer. Es más común que buena parte del público que escucha las estaciones en español prefiera leer los periódicos en inglés.

El éxito de la radio ha sido el tipo de transmisiones que ofrece: radionovelas, música latinoamericana y poesía (este último género la diferencia con respecto a las transmisiones en inglés, pues así se cultiva un género que data de los primeros asentamientos en lo que hoy es el suroeste norteamericano). La correspondencia en español que reciben las radiodifusoras sobrepasa con creces al idioma inglés, ya que en un cuestionario que se distribuyó a 15 emisoras del suroeste, donde 13 respondieron, se obtuvo la siguiente información: "These 13 stations report receiving an average of 2,540 letters per week written in Spanish, but only 250 written in English. This indicates a substantial proportion of the population which is literate in Spanish also listens to the Spanish-language radio. It also implies the rarity of English literacy among the listeners". (Macnab, 1978: 296-297).

Por otra parte, uno de los grandes éxitos de tal medio de comunicación es que el público no tiene la necesidad de ser letrado. Otro logro es el que facilita establecer una comunicación más personal gracias a las llamadas telefónicas a los locutores, y la emisión de mensajes de unos radioescuchas a otros a través de tal medio. Además se muestra un interés personal por el público, y todo ello encaja perfectamente con la tradición hispánica de los primeros tiempos:

"There are several reasons for the success of Spanish-language radio. Basically, it does not require literacy. It is a far more personal means of communication than the newspaper, and, as such, fits better into Hispanic culture. It is, perhaps, comparable to the all-pervading Church, where so much consists of listening and receiving, and which takes a personal interest in its listeners". (Macnab, 1978: 297).

Puede observarse, entonces, que un éxito adicional es que los administradores de las radiodifusoras se han percatado del tipo de audiencia que gozan: una comunidad que se interesa en salvaguardar sus costumbres y tradiciones por medio de la voz, y también -dentro de los más asimilados al mundo anglo que pueden sentir hostilidad por la cultura de los padres-, la que tiene un mínimo interés. A todos ellos se les toma en cuenta por ser consumidores en potencia.

Antes del éxito de la radio, las comunidades méxico-americanas gozaron de periódicos pequeños, publicados semanalmente; a principios de 1900, en el suroeste norteamericano se publicaban periódicos en inglés con algunas noticias en dicho idioma. Años más tarde se observó que no resultaba rentable publicar en español pues cada vez las ventas de los periódicos disminuían. Dentro de los diarios más afamados, no obstante lo conciso de éstos, se encuentran: La Opinión, de Los Angeles; El Continental, El Fronterizo y el Mexicano, de El Paso Texas; El Bravo, El Noticiero, El Regional y El Mañana, en Brownsville, Texas. Pero, ¿por qué la comunicación escrita no tuvo el éxito de la radio? Justamente por una falta de dominio de lectura: el hecho de hablar el idioma no garantizaba estar letrado en el mismo. Por ello no resulta disparatado un comentario hecho en 1958 cuando se descontinuó la publicación del semanario "El Neuvo Mexicano" (sic.) en Santa Fe, Nuevo México:

"Although Spanish of all sorts was still the daily speech of several hundred thousand New Mexicans, only a small minority of these could read the language with any ease. Those who could were among the best educated and naturally preferred the much fuller coverage of the various English-language dailies. The fact of the matter is that at the present time New Mexico's school system does not give the masses of Spanish-Americans a complete command of English, yet at the same time it is allowing the common Spanish to degenerate into an illiterate patois which is daily more inadequate for communication with the Spanish-speaking world". (Macnab, 1978: 296).

Obsérvese la manera de comentar, aunque no de manera explícita, un fenómeno lingüístico de lenguas en contacto con el nacimiento de un "patois". Mismo que se toma como símbolo de hablantes cuyo sistema educativo no les ofrece la oportunidad del dominio total de la lengua de prestigio (inglés), que ha sido subsecuente en permitir se hable la lengua de la comunidad minoritaria, la cual no sólo resulta una lengua en desprestigio, sino que está en decadencia conforme transcurre el tiempo, ello por razones diglósicas.

Para concluir este artículo conviene hacer una última reflexión en torno al impacto que ha tenido el sistema educativo en el habla de la comunidad méxico-americana. Aunque términos como educación bilingüe han estado en auge desde hace algunas décadas, a simple vista hace pensar en un dominio de dos idiomas, por ende de dos culturas. Lo cierto es que la educación bilingüe en los Estados Unidos ofrece la posibilidad de promover un aculturamiento para los pequeños méxico-americanos, y dar la oportunidad de que devengan en hablantes monolingües y asimilados al "Mainstream". En otras palabras, hasta el momento, la educación bilingüe no ha podido enfrentar el contacto de dos lenguas y dos culturas, lo que innegablemente trae consigo lidiar con cuestiones que competen al área sociolingüística: multiculturalismo, aculturación, conflicto de culturas, continuidad cultural, lengua de prestigio vs. lengua carente de prestigio, tolerancia, etc.

Uno de los graves problemas que se ha tenido que enfrentar en la educación es la incapacidad del sistema de dotar de profesores competentes y bilingües, a esta comunidad estudiantil (normalmente el salario de este profesorado es mal pagado y las instalaciones, además del equipo en el plantel educativo es bastante pobre). El otro dilema es la extracción social de la que provienen los niños: sus padres son campesinos iletrados, y la educación es vista como un lujo; si los niños no asisten con regularidad a la escuela es porque también se necesita de su fuerza de trabajo para la economía familiar.

El problema del etnocentrismo en los Estados Unidos se refleja en que el español sea visto como la lengua de los analfabetas, del grupo socioeconómico más bajo y de los conquistados. De esta forma los pequeños estudiantes se enfrentaron al castigo que les depararon muchas veces en las instituciones educativas por hablar la lengua que ocupaban ellos en casa, en el barrio:

"The main key to the educational situation may be found in ethnocentrism. Since Spanish is the language of a "conquered" and largely "lower" socio-economic group, it has been almost suppressed in many schools throughout the Southwest. In some schools, children are still punished for speaking their native Spanish on the schoolgrounds. In very few has Spanish been taught well enough to give either Spanish-speaking or Anglo children a reading knowledge of it. Certainly, Anglo children have almost never learned to use Spanish effectively. (...) The schools have consistently failed to give practical training in skills that could raise the socio-economic level of the Spanish speakers. They have generally failed to teach the children good, literate English that would have the same effect. (...)Plainly, the Spanish language in the Southwest has developed unfortunate associations with low socio-economic status, lack of sanitation, widespread illiteracy, and ignorance. The educational system, until very recently, overwhelmingly discouraged its use, while at the same time it failed to provide an adequate grounding in English, forcing the Spanish-speaking people to remain in a ghetto-like corner of Southwestern society and economy (...) This situation has unnecessarily deprived both Anglo-and Spanish-speaking groups of the benefits of bilingualism and equalitarian familiarity with another way of life". (Macnab, 1978: 298-299).

La segregación que se ha dado en las escuelas para los grupos minoritarios, concretamente para la comunidad méxico-americana, ha caído en supuestos razonamientos pedagógicos donde a los niños que desconocían el idioma inglés, o tenían muy poca competencia lingüística en éste, eran clasificados como niños con problemas de aprendizaje. En este sentido se puede citar el caso "Hernández v. Driscoll", dado en 1957, en que la corte abogó por lo injusta que había sido la retención de que fueron objeto unos niños méxico-americanos en los primeros dos años escolares durante cuatro años: "In Hernández v. Driscoll (U.S. 1957), the court ruled that arbitrary retention of Spanish-speaking children for four years in the first two grades of school constituted unreasonable discrimination". (Macnab, 1978: 292).

No fueron pocos los méxico-americanos que abogaron porque la educación bilingüe fuera obligatoria, sin embargo, el hecho de proponer no necesariamente significa olvidar el uso del español. En 1888 se publicó en el diario "The New Mexican" de Santa Fe , la siguiente argumentación: "When the New Mexican says that the teaching of English in our public schools should be made compulsory by legislative enactment it does not mean that the Spanish language should be excluded. It would be better, perhaps, owing to the peculiar composition of our population to have the teaching of both English and Spanish made compulsory". (Macnab, 1978: 297).

Finalmente, al ser el idioma símbolo de la identidad entre la comunidad méxico-americana, debemos considerar que una primera situación de lenguas en contacto: inglés y español a partir de 1848, ha devenido tanto en situación diglósica (superioridad de una lengua respecto a otra), como en la promoción de un monolingüismo (inglés), por parte de la comunidad méxico-americana más asimilada. A lo largo del artículo se presentó la plataforma histórica que ha dado sustento a la variante dialectal empleada por los chicanos, pero también se ha mostrado la gran paradoja que da la producción lingüística.

Decir “variante dialectal empleada por los chicanos”, remite a un cosmos que va de la pureza a la hibridez de lo hablado o escrito, según exista aculturamiento o asimilación. El análisis histórico aquí efectuado lleva a pensar que dentro de una relación bilateral México-Estados Unidos, donde son constantes las diásporas, la “variante” apela en realidad a la multiplicidad dentro de la misma.

Bibliografía

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  • CONNOR, Walker. (Editor). 1985 Mexican-Americans in Comparative Perspective. USA : The Urban Institute Press-Washington , D.C.
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  • RODRÍGUEZ DEL PINO, Salvador. 1980 “El idioma de Aztlán: una lengua que surge” en Villanueva, Tino, Chicanos Antología histórica y literaria. México: Ed. Fondo de Cultura Económica. Colec. Tierra Firme.
  • VILLANUEVA, Tino (compilador). 1994 Chicanos Antología histórica y literaria. México: Ed. Fondo de Cultura Económica. Colec. Tierra Firme.

 *  Alejandra Sánchez Valencia es profesora mexicana dedicada a la enseñanza e investigación en el Centro de Lenguas Extranjeras de la Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco. Es Licenciada en Enseñanza de Inglés y Maestra en Estudios México-Estados Unidos. Ha sido acreedora de distinciones y menciones honoríficas por sus estudios y publicaciones. En la actualidad pertenece tanto al Grupo de Investigación en Lingüística Aplicada como al Grupo de Literatura, cuenta con publicaciones nacionales e internacionales. Desde hace algunos años se ha dedicado a promover los aspectos culturales y sociolingüísticos de la relación bilateral entre México y Estados Unidos, en diferentes congresos y coloquios que han despertado el interés en ambas naciones. Recientemente está a punto de concluir sus prerrequisitos para el Doctorado en Letras Modernas (Inglesas) en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.