junio - noviembre 2021
ISSN 2007-5480

TICE

Aprender a enseñar a distancia

Roberto Ruiz Cámara *
Gabriela E. Cortés Sánchez **
María de Lourdes Aranda Franco ***
Universidad de Salamanca

Resumen

Desde sus inicios, la enseñanza a distancia en el medio universitario ha evolucionado exponencialmente. Esta modalidad gana terreno año con año y cada vez más profesores son llamados a orientar sus cursos hacia esta forma de enseñanza.

La intención de este trabajo es llevar a cabo dos líneas de reflexión: la primera de ellas, sobre el desafío profesional que, en materia de formación, la enseñanza a distancia impone a los profesores y la segunda, sobre encontrar la manera en que este escenario educativo de emergencia cobre sentido en una situación clásica de enseñanza; es decir, fuera del confinamiento por COVID 19.

Summary

Since its inception, distance learning in the university environment has evolved exponentially. This modality gains ground year after year and more and more professors are called to orient their courses towards this form of teaching.

The intention of this work is to carry out two lines of reflection: the first one, on the professional challenge that, in terms of training, distance learning imposes on teachers and the second, on finding the way in which this scenario educational emergency makes sense in a classic teaching situation; that is, outside the confinement by COVID 19.

Palabras clave

enseñanza a distancia, formación, autonomía, interactividad.

Keywords

distance learning, training, autonomy, interactivity.


 

Introducción

Desde sus inicios, la enseñanza a distancia en el medio universitario ha evolucionado exponencialmente. Esta modalidad gana terreno año con año y cada vez más profesores son llamados a orientar sus cursos hacia esta forma de enseñanza.

En 2020, las medidas tomadas para enfrentar la pandemia de COVID19 obligaron al sistema educativo, en su conjunto, a adaptarse rápidamente a un modelo de enseñanza y de aprendizaje en línea.

Un gran número de profesores – no formados en esta modalidad – asumieron que, para enfrentar el desafío de la mediatización de la enseñanza, bastaría con superar las exigencias prácticas del manejo de diversos dispositivos tecnológicos y con insertar sus recursos tradicionales (textos, presentaciones y referencias) en el sitio Web de sus cursos. ¡Nada más alejado de la realidad! Tales prácticas simplistas, no privilegian ni la autonomía, ni la interactividad esperada en la enseñanza virtual y el profesor terminará por darse cuenta, tarde o temprano, de los límites pedagógicos de su curso que, frecuentemente, son compensados por su presencia en el salón de clases. En el desarrollo de las etapas del conocimiento, los cambios profundos tardan en ser asimilados y su puesta en marcha constituye una serie de procesos complejos (Piaget, 1964).

La intención de este trabajo es llevar a cabo dos líneas de reflexión: la primera   sobre el desafío profesional que, en materia de formación, la enseñanza a distancia impone a los profesores y la segunda, sobre encontrar la manera en que este escenario educativo de emergencia cobre sentido en una situación clásica de enseñanza; es decir, fuera del confinamiento.

Para iniciar con nuestra exposición, nos resulta imprescindible reconocer el enorme esfuerzo realizado por miles de docentes para pasar, en tiempos de crisis y muchas veces de forma intuitiva, de una enseñanza presencial a una enseñanza a distancia que garantice la conservación y la continuidad de los aprendizajes de millones de estudiantes.

Con la finalidad de apoyar esta transición forzada, en múltiples instituciones educativas se desarrollaron y difundieron numerosos recursos didácticos y se implementaron cientos de cursos de formación y de actualización en un mínimo de tiempo.

Debemos estar conscientes, sin embargo, que la enseñanza a distancia propuesta en una situación de emergencia y que responde a necesidades inmediatas, se desarrolla en un escenario muy diferente al contexto clásico de la enseñanza a distancia.

1. El desafío profesional que, en materia de formación, la enseñanza a distancia impone a los profesores

Al margen de la enseñanza tradicional, los profesores - y los estudiantes - deben aprender a operar un contexto difícil, a descubrir nuevas prácticas pedagógicas y a buscar soluciones pragmáticas y creativas. Para eso, es necesario un análisis pedagógico profundo y riguroso de todos los componentes del nuevo proyecto educativo (concepción, producción, difusión, enfoque pedagógico, evaluación y reflexión); además, de una formación sólida por parte de los docentes. Algunos, es verdad, ya poseen competencias de base en el campo de la tecnología; no obstante, esta dimensión de la práctica docente, por sí sola, no sería suficiente. Los profesores que llevan a cabo una enseñanza a distancia deben poder implicar a sus estudiantes en un proceso de resolución de problemas, de creatividad y de colaboración.

Los profesores en línea necesitan conocer bien el contenido de sus cursos, pero, sobre todo, necesitan saber cómo ayudar a los estudiantes a desarrollar una comprensión adecuada de esos contenidos y saber cómo usar estrategias de instrucción apropiadas en un entorno mediado por la tecnología.

La formación de un profesor “a distancia” puede ser un concepto muy vasto si consideramos la diversidad de funciones que le son encomendadas: imaginar, concebir y crear intelectualmente un proyecto académico; desenvolverse adecuadamente en el campo de la tecnología educativa y su relación con la pedagogía y con el contenido curricular de su curso; establecer estrategias de navegación segura en la web para él y para sus estudiantes; acompañar a los estudiantes a lo largo de un continuo de aprendizaje; propiciar, promover, integrar y operar la interacción con sus estudiantes y entre sus estudiantes; recabar e interpretar la información que le permita evaluar los aprendizajes y las interacciones tanto individuales como grupales; encontrar las diversas áreas de oportunidad en los resultados de sus alumnos y del curso en sí mismo; establecer una presencia afable y un tono de confianza para generar un clima de comunicación y cordialidad; demostrar habilidades de autodirección y gestión del tiempo para mejorar su eficacia como instructor en línea y ayudar a sus estudiantes a administrar, a su vez, su tiempo y sus tareas, entre otras.

Podríamos decir que estas funciones son casi las mismas que cualquier profesor realiza normalmente en su práctica docente; aun así, además de las marcadas diferencias que existen en la dimensión espacial, en la duración y en el ritmo de las secuencias pedagógicas, en la enseñanza a distancia la mayoría de las tareas que se desprenden de estas funciones aumentan de manera realmente significativa, en relación al número de actividades que se propongan de forma asíncrona. La distancia virtual entre un profesor en línea y sus estudiantes podría acrecentarse o disminuir dependiendo del tiempo de respuesta del docente.

Por otra parte, en la enseñanza en línea, al igual que en los cursos presenciales, el profesor debe saber establecer y mediar un código de conducta para su curso. Asistir a una reunión virtual desde casa puede tentar a algunos a descuidar su lenguaje oral y/o escrito, a comer, a permanecer en pijama o incluso a tomar la clase desde la cama.   No debemos olvidar, sin embargo, que una clase tras la pantalla de una computadora o de un dispositivo móvil, sigue siendo una clase. Algunas normas podrían ser aplicables a diversos contextos de aprendizaje, como la puntualidad y el lenguaje apropiado, entre otros; pero, en la enseñanza en línea, existen situaciones que sólo son inherentes a ella y que se refieren, sobre todo, al desarrollo de la sesión (encender o no la cámara, mantener el micrófono desactivado o activado, levantar la mano para intervenir) o, de respeto a la confidencialidad de los miembros del grupo (no compartir la liga de la sesión con personas ajenas al curso, activar la sala de espera, conectarse todos indicando su nombre y apellido para poder ser identificados claramente, no grabar la clase ni hacer capturas de pantalla sin autorización). La clase virtual es un espacio privado y el profesor debe poder reaccionar en caso de intromisiones.

Los estudiantes, por otra parte, también necesitarían ser formados. El aprendizaje a distancia exige el manejo y el desarrollo de ciertas habilidades y competencias mediáticas y precisa de una autonomía, de una autogestión y de una organización que, infortunadamente, no se encuentran presentes en muchos de nuestros alumnos que provienen de sistemas educativos directivos y que nunca han gozado de la independencia ni de la flexibilidad de un entorno abierto para trazar su propia ruta de aprendizaje.

En una situación de enseñanza a distancia forzada y sin los factores que acabamos de enumerar, la continuidad pedagógica consistiría, en el mejor de los casos, en intentar crear una relación pedagógica a distancia con los estudiantes, en procurar que ellos conserven ciertos lazos con sus aprendizajes y en intentar mantener la realidad educativa lo más cercana posible a la normalidad.

En otro orden de ideas, aun en el caso de que los recursos pedagógicos y tecnológicos se encontraran disponibles para todos, un diseño pedagógico pertinente requeriría, sin duda, de un tiempo de preparación muy largo y de un trabajo sistematizado muy específico, realizado por un equipo de expertos en cada una de las diferentes mallas curriculares, en pedagogía, en educación mediática y en tecnología educativa.

2. Encontrar la manera en que este escenario educativo de emergencia cobre sentido en una situación clásica de enseñanza

De cualquier forma y a pesar de las circunstancias excepcionalmente difíciles por las que atraviesa el planeta y, por ende, la educación, nos corresponde liderar actitudes optimistas y resilientes. Debemos recurrir a nuestra experiencia – porque de ninguna manera estamos partiendo de cero – para tratar de encontrar soluciones; sin importar lo imperfectas que éstas pudieran resultar en un principio. No hay que olvidar tampoco que la educación tiene un largo historial de funcionamiento en entornos inestables; ya que ha tenido que soportar trastornos políticos, crisis financieras y tendencias disruptivas como la globalización y la transformación digital.

La respuesta educativa a la crisis del COVID-19 ha revelado la capacidad de los educadores para aprovechar su conocimiento profesional y movilizarse colaborativamente con ingenio y creatividad.  Esta importante lección, en tiempos de crisis, debería conducirnos a crear las condiciones para otorgar una mayor autonomía y libertad a los docentes. Los profesores deben ser reconocidos y más valorados; pues son participantes esenciales en la definición del futuro de la educación. (UNESCO 2020).

Pero, ¿Qué lugar ocupará la enseñanza a distancia en el porvenir educativo frente a un mundo que se ha vuelto más complejo y más incierto que nunca?

Una vez terminada la pandemia, ¿vamos a cerrar las plataformas en línea y a retomar los cursos como antes, o habrá algunas o muchas enseñanzas que se desprendan de esta difícil situación?

Cuando esta crisis de salud se disipe, habrá seguramente dos tendencias: una para volver al punto en que estábamos antes de la pandemia y, la otra, para mantener e impulsar las innovaciones que han funcionado durante la crisis, al menos para algunos profesores y estudiantes.

Cabría la posibilidad de que los docentes, ya hartos de la enseñanza a distancia, consideren que la crisis terminó y regresen simplemente a sus prácticas docentes habituales o bien, en una visión más optimista, que este acontecimiento adverso pudiera propiciar una revalorización de la práctica docente; que este terrible episodio permitiera percibir el potencial de la enseñanza digital, la forma en que se podrían ofrecer métodos alternos a nuestros estudiantes a través de un modelo hibrido que compense  lo que se hace en el aula y fuera de ella.

Después del confinamiento, será interesante ver cómo este cambio hacia la educación a distancia influirá en las prácticas de enseñanza al regresar al aula. Si bien, sería una ilusión pensar que el aprendizaje en línea es el camino a seguir para todos, el hecho de que los profesores intenten desarrollar sus habilidades de orientación y tutoría a distancia también debería fomentar cierto desarrollo de la autonomía del alumno.

Por otra parte, muchos profesores comprenden mejor la importancia de las tecnologías educativas y saben que estas nuevas competencias constituyen un elemento valioso en su práctica docente.

Este tiempo de rupturas sería una ocasión propicia para transformar positivamente al sector educativo y proponer nuevas posibilidades de formación docente capaces de responder a las necesidades presentes y futuras y orientadas hacia la acción pedagógica colectiva.

Habrá una educación post COVID y, muy posiblemente, la escuela ya no será como antes. Debido a un cambio en la mentalidad y en la visión de algunos actores educativos, que juegan un papel importante en los procesos   de enseñanza y de aprendizaje, la enseñanza se orientará hacia un modelo híbrido y se tendrá que acelerar la transformación digital de las escuelas. En el acceso a Internet y a la conectividad de los dispositivos, la educación en línea depende mayormente de plataformas privadas. En un futuro, la acción deberá enfocarse hacia políticas que prioricen los recursos educativos públicos, y se abran para todos.

Las premisas sobre cuándo, dónde y cómo deben ocurrir los procesos de enseñanza y de aprendizaje han cambiado de tal manera, que sería casi imposible volver simple y llanamente a la "normalidad". Además, cuando finalmente regresemos a la enseñanza presencial, nos enfrentaremos a la realidad de los aprendizajes perdidos y a la desmotivación de algunos estudiantes, lo que requerirá de mucho más que un simple reinicio.

La pandemia de COVID-19 ha colocado a la innovación educativa en el centro de casi todos los sistemas educativos del mundo. Con base en una encuesta reciente de educadores y administradores de educación en 59 países, Fernando Reines, director de la Iniciativa de Innovación Educativa Global y del Programa de Política Educativa Internacional de la Universidad de Harvard y Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE y máximo responsable del informe PISA, señalan que: "La crisis ha revelado el enorme potencial de innovación que está latente en muchos sistemas educativos".

La pregunta sería entonces: ¿cómo hacer para que los sistemas educativos apoyen a las innovaciones que abordan, sobre todo, la desigualdad y brinden a todos los estudiantes las habilidades para construir un futuro mejor? Con esto, nos referimos a que un nuevo sistema educativo más igualitario pueda emerger de la crisis.

Sin embargo, tomando en cuenta la crisis económica en ciernes, ¿es realista pensar que los gobiernos van a priorizar el presupuesto educativo para asegurar ese refuerzo? Incluso después de que pase la crisis financiera inmediata, las perspectivas económicas podrían seguir siendo sombrías, lo que podría llevar a las universidades, en nuestro caso, a enfocarse en proyectos de investigación e infraestructura que resulten más relevantes para los intereses nacionales en un mundo post COVID 19.

La pandemia de COVID 19 nos ha golpeado muy duramente. Sin embargo, tenemos que darle sentido a su impacto. Más importante aún, tenemos que aprovechar el momento para ser innovadores, visionarios y adaptarnos a un mundo posterior al COVID-19. La educación tendrá que repensar su futuro y tomar medidas para lograrlo. Esta no es una tarea fácil considerando que los parámetros de un futuro post-COVID-19 siguen siendo inciertos.

A pesar de todo, no caigamos en la tentación de restablecer una "normalidad" que es apreciada solamente por quienes buscan la comodidad de la rutina, de las costumbres y de los añejos modelos operativos.

Conclusiones

Referencias

Bradley, Jon (2020). Teaching on a Post-COVID-19 Landscape Who Evaluates Remote Learning? Apprendre et enseigner aujourd’hui CPIQ.
https://conseil-cpiq.qc.ca/wp-content/uploads/REVUE-AUTOMNE- 2020_WEB.pdf .

Burns, Mary (2014). ELearning Industry. Top 5 Online Learning Skills That Online Instructors Should Have. https://elearningindustry.com/top-5-online-learning-skills-online-instructors .

CAPRES. (2019). Formation à distance en enseignement supérieur.
http://www.capres.ca/dossiers/fad/ .

DRANE. Site de Grenoble. Classes virtuelles : chahut numérique et conduite à tenir :
https://dane.web.ac-grenoble.fr/article/classes-virtuelles-chahut-numerique-et-conduite-tenir Recuperado el 2 de marzo de 2021.

Hill Paul T & Jochim Ashley (2020) Can public education return to normal after the COVID-19 pandemic? https://www.brookings.edu/blog/brown-center-chalkboard/2020/10/29/can-public-education-return-to-normal-after-the-covid-19-pandemic/ .

Petillo John J. (2020), Finding a path forward for higher education is critical for this pandemic - and the next one Hartford Courant
https://www.courant.com/opinion/op-ed/hc-op-higher-ed-covid-protections-20201220-nshhu626irchbbuf7yc4pyqj3e-story.html

Piaget, J. (1964). Cognitive Development in Children: Development and Learning. Journalof Research in Science Teaching, 2, 176-186.

UNESCO (2020). Education in a post-COVID world.
https://en.unesco.org/sites/default/files/education_in_a_post-covid_world nine_ideas_for_public_action.pdf . Recuperado el 5 de marzo de 2021.

 


* Roberto Ruiz Cámara: Egresado de la Escuela Normal Superior de México en la Especialidad de Francés. Realizó estudios de lengua francesa y metodología para la enseñanza de FLE en la Universidad de la Sorbona (París III), Francia y en la Universidad de Montreal, en Montreal, Quebec, Canadá. Fue presidente fundador de Los Amigos de la Francofonía A.C. Obtuvo el grado de Maestro en Ciencias de la Educación por la Universidad del Valle de México, en Naucalpan de Juárez, Estado de México, México y Laureate International Universities en Baltimore, Maryland, Estados Unidos de Norteamérica. Actualmente, es profesor investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana – Azcapotzalco.

** Gabriela E. Cortés Sánchez: Licenciada en Derecho por la UAM-A, Maestría en Lingüística Aplicada en la UNAM, First Certificate of Teaching English as a Foreing Language y Certificate of Proficiency of Teaching English as a Foreign Language por el Anglo Mexicano de Cultura A.C. Profesora investigadora de tiempo completo titular “C”.  Coautora de los libros Aprender a aprender y English for Economists.

*** María de Lourdes Aranda Franco: Profesora-investigadora de la Coordinación de Lenguas Extranjeras, miembro del Eje Curricular de francés de la UAM-Azcapotzalco, Coordinadora del Grupo de Investigación en Lingüística Aplicada.

 

Reserva de Dererchos-INDAUTOR: 04-2010-060210103400-203
ISSN 2007-5480