La enseñanza-aprendizaje en tiempos COVID
La enseñanza a distancia en tiempos de COVID 19 como indicador de desigualdad social y educativa
Lourdes Aranda Franco *
Roberto Ruíz Cámara **
UAM - Azcapotzalco
Resumen La pandemia de COVID 19 lo ha transformado todo y ha generado un profundo cambio en la educación: de ahí, la urgencia de establecer nuevas formas para la enseñanza y el aprendizaje y la preparación y adecuación de maestros y alumnos a los nuevos procesos. Es obvio el reconocer que la enseñanza a distancia, adecuadamente programada puede ofrecer incuestionables apoyos a la integración del hecho educativo y a reforzar la relación pedagógica con los alumnos; sin embargo, este formato no es accesible para todos los segmentos de la comunidad educativa. La insuficiencia de medios, la limitada infraestructura y la ingrata geografía de nuestro país han hecho resaltar los añejos problemas de marginación y subdesarrollo que padecemos. Trabajar desde casa ha suscitado problemas de toda índole; desde dificultades de conectividad y económicas, carencias socio-afectivas, hasta problemas de salud física y mental que deberán ser atendidos. Intentar encontrar soluciones sobre la marginación social y el deterioro de la salud que restringen el avance de la educación en México es, de hecho, el propósito fundamental de este reducido análisis. |
Summary The COVID 19 pandemic has transformed everything and has generated a profound change in education: hence, the urgency to establish new ways of teaching and learning and the preparation and adaptation of teachers and students to the new processes. It is obvious to recognize that distance education, properly programmed, can offer unquestionable support to the integration of the educational fact and to reinforce the pedagogical relationship with the students; however, this format is not accessible to all segments of the educational community. The insufficient means, the limited infrastructure and the unpleasant geography of our country have highlighted the long-standing problems of marginalization and underdevelopment that we suffer. Working from home has raised problems of all kinds; from connectivity and economic difficulties, socio-affective deficiencies, to physical and mental health problems that must be addressed. Trying to find solutions about the social marginalization and the deterioration of health that restrict the advancement of education in Mexico is, in fact, the fundamental purpose of this reduced analysis. |
Palabras clave enseñanza a distancia, ventajas, desventajas, desigualdad, educación. |
Keywords distance learning, advantages, disadvantages, inequality, education. |
Los efectos de la pandemia de COVID 19 se encuentran presentes en casi todos los aspectos de nuestra vida. El confinamiento, las medidas de distanciamiento social y el cierre de las instituciones educativas en México y en casi todo el mundo, impusieron una serie de enormes desafíos y forzaron a los profesores a cambiar sus formas de enseñanza para adaptarse a una nueva modalidad de trabajo a distancia.
La urgencia de establecer mejores prácticas pedagógicas en materia de recursos humanos, tecnológicos y materiales dedicados al aprendizaje de conocimientos y competencias y la problemática de igualdad y de inclusión que de ello se desprende, se han convertido en una prioridad en todos los espacios educativos.
Esta realidad tuvo el efecto positivo de apresurar una transición masiva hacia una educación a distancia, sinónimo de una educación sin fronteras, que permitió reforzar la relación pedagógica con los estudiantes que disponían de dispositivos y tipos de conexión a redes adecuados y que, además, habían desarrollado competencias tecnológicas como parte de sus aprendizajes transversales. Vimos nacer iniciativas innovadoras que ayudaron a continuar con las actividades formativas y educativas.
Es verdad que la enseñanza a distancia, cuando está adecuadamente programada, se apuntala en soportes lúdicos y variados: videos, ejercicios interactivos, podcasts, redes sociales, cuestionarios y diaporamas, entre otros.
Sin embargo, no podemos ignorar que esta situación también dejó al descubierto las enormes desigualdades que, en relación a autonomía, recursos tecnológicos y al manejo de estas herramientas, existen y que, estas “nuevas” perspectivas prometedoras abiertas a la enseñanza, no podrían de ninguna manera ser permanentes a menos que encontráramos la forma de no dejar absolutamente a nadie fuera de su alcance. Con esto, nos referimos a los estudiantes de escasos recursos o que viven en zonas de poco o nulo acceso para la educación, a los maestros que necesitan ser formados o actualizados en esta modalidad de enseñanza y también a la comunidad educativa en su sentido más amplio: Estado, autoridades educativas, estudiantes y padres de familia, entre otros.
La decisión de garantizar la continuidad de clases a distancia sin tomar en cuenta el gran déficit de medios técnicos y logísticos necesarios para la generalización de esta nueva forma de instrucción, no ha hecho más que agudizar la desigualdad social existente.
En muchos sectores de nuestro país, un gran número de estudiantes no ha sido formado para un aprendizaje en autonomía, no cuenta con condiciones de estudio favorables ni con los apoyos pedagógicos que se requieren para adaptarse a las nuevas formas de aprendizaje. Muchos de ellos se sienten estresados por la pandemia, por la inestabilidad económica, por la sensación de aislamiento o no tienen un espacio adecuado en casa para tomar sus clases o estudiar.
En cuanto a la conectividad, muchos son los hogares que no poseen necesariamente el equipo informático indispensable para poder garantizar este tipo de aprendizaje.
En las zonas en donde el acceso a Internet es limitado o inexistente, el gobierno recurrió a los medios tradicionales de enseñanza a distancia, difundiendo programas educativos en la televisión y/o en la radio y distribuyendo material impreso.
Sin embargo, aun cuando los dispositivos, la formación docente y el ambiente de trabajo fueran los adecuados y se pudiera garantizar un acceso casi universal a estos medios, se presentan aún dos problemáticas: por una parte, la capacidad de los estudiantes (sin directivas) para aprovechar al máximo la riqueza de los apoyos en línea. Por otra parte, la capacidad de las instituciones educativas para organizar un aprendizaje en línea individualizado, adaptado y progresivo. Lo anterior, sin contar con que los estudiantes pasan demasiado tiempo frente a las computadoras y otros mecanismos de este tipo; lo que genera múltiples problemas de salud: fatiga visual, dolores musculares e inflamaciones por la mala postura y otros problemas físicos.
Por otra parte, desde el inicio de la pandemia, los profesores se dieron a la tarea de organizar - improvisar - sus actividades de docencia a distancia, muchos de ellos sin haber sido formados para ello y sin disponer de recursos suficientes. Las sesiones en las plataformas en línea (Zoom, Teams, Meet, Google Classroom, Camvia, entre otras) y las aplicaciones de mensajería se convirtieron en herramientas indispensables que permitieron desarrollar nuevas formas de comunicación. Sin embargo, en muchas instituciones no existe una uniformidad en los medios que los profesores utilizan y los estudiantes se ven obligados a adaptarse a 6 o 7 plataformas en línea y a sistemas diferentes, según el número de cursos que tomen.
Los procesos de evaluación también tuvieron que ser modificados - muchas veces para mal o con muy poco éxito. En algunos casos, los exámenes fueron reprogramados o anulados; en otros, fueron reemplazados por la evaluación continua o por algún otro procedimiento de evaluación, como los exámenes en línea, los tests en el teléfono celular, las estadísticas de conexión o los resultados recabados en las plataformas y aplicaciones de aprendizaje.
No obstante, la mayoría de los profesores y de los estudiantes no estaban preparados para esto ni para garantizar la continuidad pedagógica ni para adaptarse a las nuevas formas de enseñanza y se convirtieron en los “conejillo de Indias” de una vasta experiencia de la cual apenas podemos vislumbrar las ventajas y los riesgos.
La pandemia reveló, pues, la enorme necesidad de rediseñar la formación inicial y la actualización de los profesores de acuerdo a las nuevas formas de enseñanza.
No existe mucha información sobre los porcentajes de estudiantes que reciben realmente una enseñanza a distancia en el mundo, ni estudios que evalúen la tasa de éxito de este tipo de instrucción; sin embargo, un estudio reciente de UNICEF revela que, en los países de ingresos altos, aproximadamente el 85% de los alumnos reciben una enseñanza a distancia y que este porcentaje cae a menos del 50% en los países de ingresos bajos. Esta gran diferencia se debe, principalmente, a problemas de electricidad, a la escasa infraestructura informática y al pobre manejo de dispositivos y medios electrónicos por parte de los estudiantes, de los padres y de los maestros.
La salud mental de los estudiantes y de los profesores es, también, un gran motivo de preocupación. El confinamiento y los cursos en línea provocan soledad y angustia. Algunos países han integrado el acompañamiento psicológico a sus planes, manuales y guías pedagógicas con la finalidad de apoyar a sus profesores a enfrentar la crisis provocada por el efecto de la pandemia; pero también intentan formarlos para que puedan compensar las necesidades psicológicas de sus alumnos. En este sentido, la flexibilidad y la tolerancia de parte de las autoridades educativas hacia los profesores y de los profesores hacia sus estudiantes se tornan indispensables; sin este apoyo, la presión podría llevar a unos y otros al agotamiento físico y profesional.
Si bien, la crisis actual revela y ensancha la desigualdad que existe en numerosos aspectos de la vida y el sector educativo no permanece ajeno a esta situación, es justo reconocer que la primera causa de desigualdad no es la tecnología y que los problemas educativos actuales no son el resultado de esta situación repentina; sino la consecuencia de la negligencia y corrupción constante de los gobiernos en materia educativa.
El cierre de los establecimientos educativos obligó a los estudiantes y a los profesores a trabajar desde casa y es ahí, en donde surgen varias interrogantes en relación a la calidad de la enseñanza y a la inclusión educativa. Los estudiantes no son los únicos que se enfrentan a un acceso completamente desigual a Internet y a los dispositivos electrónicos necesarios. Hemos podido constatar que los profesores también tienen un acceso desigual a los apoyos y al desarrollo profesional que tanto necesitan; especialmente en zonas marginadas o rurales. Este escenario educativo afecta principalmente a los grupos (estudiantes y maestros) más vulnerables y que requieren de un apoyo adicional para vencer las barreras individuales o sociales.
En el terreno del desarrollo socio-afectivo, al intentar convertir nuestra realidad educativa en una tele realidad, hemos perdido, además, el sentido de pertenencia a un grupo, la identidad colectiva y la relación con los demás. No se ha logrado establecer esa relación de cercanía que se construye en el salón de clase. La ausencia de ese sentido privilegia las funciones de “estudiante” y de “profesor” en detrimento de lo humano y convierte al aprendizaje en un acto individual.
La educación a distancia entre desafíos y oportunidades
“En los momentos de crisis sólo la creatividad es más importante que el conocimiento”.
Einstein.
El panorama educativo actual puede parecer por demás desalentador; sin embargo, es bien sabido que aún de las peores situaciones se pueden obtener experiencias enriquecedoras y que las dificultades siempre han sido un importante vector de impulso. La celeridad de implementar una enseñanza a distancia ha traído, sin embargo, algunas consecuencias positivas. Este contexto de cambio vertiginoso obligó a los docentes a plantearse nuevas interrogantes sobre los contenidos y las prácticas pedagógicas de sus cursos; una labor ardua, sin duda, pero indispensable para el mejoramiento de su enseñanza. Muchos profesores dejaron de lado sus temores y comprendieron las múltiples posibilidades que está modalidad ofrece para enaltecer la calidad de la enseñanza y del aprendizaje. Con el tiempo, muchas de estas destrezas sobrevivirán y serán integradas de manera natural a la práctica pedagógica.
El error principal sería tratar de imitar lo que se hace normalmente en la clase. Hay que adaptar todo a la nueva forma de enseñanza. Esta exhortación podría parecer sencilla; pero ¿cómo integrar repentinamente la gran cantidad de interacciones cognitivas, comportamentales y afectivas complejas que se presentan regularmente en un curso presencial? La verdadera competencia del profesor se ubicaría más en su capacidad para reestructurarse que en su manejo de la tecnología.
Habrá que dar prioridad a atender las necesidades del personal docente. Si el uso de los recursos en línea aumenta de manera exponencial, se tendrá que ser cauteloso al diseñar o elegir el software educativo que optimice los tiempos y que mejor convenga al segmento específico que necesitamos. El fin último de estos apoyos es el de mejorar las prácticas educativas para los docentes y para los estudiantes.
Los contenidos de los cursos deberán ser reorganizados; el ritmo de la clase ya no podrá ser regulado por el profesor, sino por los estudiantes, quienes tienen sus propias necesidades y limitaciones. En este contexto, sería un enorme riesgo intentar dar o pedir demasiado a los estudiantes. El profesor definirá las expectativas y las reglas de base, identificará los conceptos clave y limitará el trabajo. Los objetivos demasiado extensos o complejos, deberán ser divididos en pequeñas unidades de trabajo que serán realizadas en diferentes fases. Será importante, también, establecer un equilibrio entre las actividades síncronas y asíncronas, grupales e individuales. La flexibilidad y la enseñanza personalizada se convertirían, pues, en el común denominador.
Para reducir el impacto del distanciamiento físico y los efectos ligados al hecho de no tener a los estudiantes frente a frente, se podría establecer una interacción en tiempo real a través de sesiones en plataformas virtuales y demás aplicaciones de videoconferencias. De esta forma, la brecha causada por la distancia se vería disminuida por la posibilidad de que los estudiantes pudieran reaccionar al contenido de manera inmediata y recibir comentarios en directo.
El gran desafío sería, pues, encontrar la manera en que el sistema educativo se recupere con más bríos que antes, apoyado por actores con un sentido de responsabilidad renovado y mejor preparados para comprender la urgencia y la necesidad de abatir la desigualdad de oportunidades para garantizar una educación de calidad para todos. Las causas de la desigualdad educativa, que no es más que una consecuencia de la desigualdad social, son profundas y requieren de una transformación estructural del sistema educativo en todos los niveles.
Referencias
Bossuet Kevin. Marianne, Julio 2020. L’enseignement à distance, cruel accélérateur des inégalités sociales. https://www.marianne.net/agora/humeurs/l-enseignement-distance-cruel-accelerateur-des-inegalites-sociales
European Trade Union Committee for Education, 2020. COVID-19 and distance teaching must not widen inequalities in education. https://www.csee-etuce.org/en/policy-issues/covid-19/3745-covid-19-and-distance-teaching-must-not-widen-inequalities-in-education
Mancera Carlos; Serna Leslie; Barrios Martha. Nexos, Abril 2020. Pandemia: maestros, tecnología y desigualdad. https://educacion.nexos.com.mx/?p=2286
Nations Unies, Agosto 2020. L’éducation en temps de COVID-19 et après. https://www.un.org/sites/un2.un.org/files/policy_brief_-_education_during_covid-19_and_beyond_french.pdf
Pinard-Fontaine Emilie. Université de Sherbrooke, Octubre 2020. Surmonter les défis de l’enseignement à distance. https://www.usherbrooke.ca/education/accueil/nouvelles/affiche/article/43569/
Riegert Arnaud. Regards croisés sur l'économie, 2015. L’éducation numérique peut-elle réduire les inégalités dans l’enseignement supérieur ? https://www.cairn.info/journal-regards-croises-sur-l-economie-2015-1-page-237.htm
Saavedra Jaime. Education for Global Development, Marzo, 2020. Coronavirus : l’éducation entre défis et opportunités. https://blogs.worldbank.org/fr/education/pandemie-covid-19-coronavirus-systeme-education
Unicef, Junio 2020. Les inégalités d’accès à l’enseignement à distance en pleine crise de la COVID-19 risquent d’aggraver la crise mondiale de l’apprentissage – UNICEF https://www.unicef.org/fr/communiqu%C3%A9s-de-presse/les-in%C3%A9galit%C3%A9s-dacc%C3%A8s-%C3%A0-lenseignement-%C3%A0-distance-en-pleine-crise-de-la-covid
* Lourdes Aranda Franco: Profesora-investigadora de la Coordinación de Lenguas Extranjeras, miembro del Eje Curricular de francés de la UAM-Azcapotzalco, Coordinadora del Grupo de Investigación en Lingüística Aplicada.
** Roberto Ruíz Cámara: Egresado de la Escuela Normal superior de México en la Especialidad de Francés. Realizó estudios de lengua francesa y metodología para la enseñanza de FLE en la Universidad de la Sorbona (París III), Francia y en la Universidad de Montreal, en Montreal, Quebec, Canadá. Fue presidente fundador de Los Amigos de la Francofonía A.C. Obtuvo el grado de Maestro en Ciencias de la Educación por la Universidad del Valle de México, en Naucalpan de Juárez, Estado de México, México y Laureate International Universities en Baltimore, Maryland, Estados Unidos de Norteamérica. Es, actualmente, profesor investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana – Azcapotzalco.