diciembre 2020 - mayo 2021
ISSN 2007-5480

La enseñanza-aprendizaje en tiempos COVID

De microsiervos a microdocentes:
Educación en tiempos de bits

Gabriela Estela Cortés Sánchez *
Gerardo Alfonso Pérez Barradas **
UAM - Azcapotzalco

Resumen

Tal parece que el “destino nos alcanzó” y, aunque no estamos siendo convertidos en galletitas, de la noche a la mañana los docentes nos hemos visto rebasados ante la situación de la actual emergencia sanitaria.

Retomando el texto y las experiencias que, a manera de diario, nos comparte Douglas Coupland en su obra titulada “Microsiervos”, reflexionamos en torno a éste y otros textos para entender el escenario al cual nos enfrentamos hoy en día.

CMS, LMS y un sinfín de plataformas y productos nos invaden entre una lluvia de correos electrónicos y mensajes tanto de nuestra Instituciones de Educación (Superior), así como de alumnos, colegas y otros tantos que quieren sorprendernos y robar nuestra identidad. Si en 1995 Douglas Coupland retrataba la difícil vida de un empleado en Microsoft, qué no escribiría hoy de la atareada y recién alterada vida del docente en 2020 (ad infinitum).

Summary

It seems that “fate reached us” and, although we are not being turned into cookies1, teachers have been overwhelmed due the current health emergency.

Based on experiences written like a journal of the book Microserfs by Douglas Couplad and other books of him, we reflect to understand about the scenario that we face today.

CMS, LMS and a myriad of technological solutions invade us between a shower of emails and campaign messages from both, our Education Institutions, as well as from students, colleagues and many others who want to surprise us and steal our identity. In 1995 Douglas Coupland portrayed the difficult life of Microsoft employees, what would he write today about the busy and recently disturbed life of the teacher in 2020 (ad infinitum).

Palabras clave

TICE (tecnologías de la información y la comunicación aplicadas para la enseñanza), microsiervos, proyecto emergente de educación remota (PEER).

Keywords

ICTE (Information and Communication Technology in Education), microserfs, emerging remote education project (PEER).


 

Introducción

Es evidente que ante la pandemia por SARS-CoV-2 y que inició y se expandió durante el año 2020, se afectó gravemente la vida cotidiana en la mayoría del orbe, ocasionando que las distintas actividades se modifiquen sustancialmente.

La virtualización y la migración que las empresas más aventajadas económicamente habían iniciado hace algunos años se ha visualizado como un camino necesario para enfrentar la situación actual. Es probable que se pensara que la pandemia por COVID-19 se controlara rápidamente como cuando en 2009 la influenza A(H1N1) ocasionó una suspensión de actividades por un mes aproximadamente, situación contraria a la que hoy vivimos donde nos encontramos con la incertidumbre de cuándo parará.

Bajo estas circunstancias, las Instituciones de Educación (IE) han promovido distintas alternativas para continuar con la labor docente de forma ininterrumpida. Cada solución se distingue entre cada nivel académico e institución en función de las experiencias previas y la habilitación que han tenido para el emprendimiento de proyectos de educación a distancia o en línea.

Dependiendo de la existencia de dichas experiencias previas, las distintas IE han podido adaptarse en mayor o menor medida a la realidad que ha emergido de la contingencia sanitaria, pero parece pertinente enriquecer el panorama aprovechando la oportunidad para iniciar el presente recorrido primero al abordar brevemente el fenómeno de la pandemia, así como los efectos de la pandemia en las IE para después contextualizar, de acuerdo con la clasificación de nativos e inmigrantes digitales de Prensky a los principales actores de la comunidad universitaria, los alumnos y los profesores, tanto en su relación con el mundo, pero también con las IE y concluir con sus características principales de acuerdo con su rol.

Finalmente, se ofrecen una serie de reflexiones que pretenden contribuir con el actual reto de la pandemia sanitaria y fortalecer las acciones que tanto las IE, sus docentes y sus alumnos realizan en el día día para mejorar la experiencia de la enseñanza y del aprendizaje.

Nota aclaratoria

Antes que nada, es necesario aclarar el nombre del trabajo, puesto que el término de microdocentes puede entenderse de distintas maneras, pensando en algo que minimiza la labor del docente.

La Real Academia Española (RAE) define el prefijo micro como:

Del gr. μικρο- mikro- 'pequeño'.
1. elem. compos. Significa 'muy pequeño'. Microelectrónica, microscopio.
2. elem. compos. Significa 'una millonésima (10−6) parte'. Con nombres de unidades de medida, forma el submúltiplo correspondiente. (Símb. μ).

A su vez, el término es utilizado con frecuencia con un sentido tecnologizante, derivado de los avances que la microelectrónica y todas las ramas subsecuentes que se han desarrollado, además de su estrecha relación con la nanotecnología que lo lleva aún a lugares infinitamente microscópicos.

De cualquier forma, no tiene relación alguna con la definición del prefijo, sino que la idea surge de la novela escrita por Douglas Coupland (1996) en 1995, titulada: Microsiervos. En ella retrata la vida de unos jóvenes que trabajan en Microsoft y que están sujetos a las dinámicas abrumadoras del trabajo tecnológico dentro de una de las empresas que se ha destacado por su éxito en el mundo de la informática a partir de finales del siglo pasado.

Dentro del libro es notoria la cantidad de personas que se integran al Valle del Silicio y comparten sus vivencias, pero de conformidad con el desarrollo de la trama, algunos de ellos deciden salir del gran corporativo y conformar una pequeña microempresa de desarrollo enfocada al desarrollo de videojuegos2, lo que indirectamente nos lleva a pensar en la relativa importancia que hoy día la ludificación (gamification) ha cobrado en las estrategias mercadológicas, pero también del aprendizaje.

De cierta forma, tanto Microsiervos (Coupland, 1995), como Jpod (Id., 2006) nos ayudan a percibir las emociones y sensaciones que muchos de los docentes actuales estamos experimentando en esta acelerada transición en donde nuestra labor, tradicionalmente representada por el estrecho vínculo que logramos con nuestros alumnos dentro del salón de clases, de pronto se ve descontextualizada al insertarnos forzosamente en la virtualización y el trabajo a distancia (o teletrabajo). Es por ello que precisamente al utilizar el término de microdocentes, nos permite reflexionar en torno al papel que el docente debe atender con premura y, muchas veces, escasa capacitación y/o recursos.

También podría haberse utilizado el término de edusiervos (o algo por el estilo) para ejemplificar lo agotador y exhaustivo de la tarea, pero partiendo del entendido que la mayoría de los docentes hemos emprendido con gusto el reto de adaptarnos a las nuevas exigencias con la finalidad de continuar con nuestra tarea, es preferible darle ese toque tecnológico que la misma partícula micro imbuye a las palabras y marchar decididos hacia adelante.

La pandemia

La pandemia sanitaria por SARS COV 2 cayó como un balde de agua fría a dos décadas de iniciado el siglo XXI, obligándole a tomar medidas de contingencia que han puesto de cabeza a la sociedad contemporánea, obligándola a enfrentar retos que, si bien ya se habían planteado algunos como la proliferación y legalización del teletrabajo en países como el nuestro, éstos se tuvieron que afrontar de manera fortuita, incluyendo la migración hacia una vida digital aún mucho más acelerada.

En un inicio se pensó que, de forma similar a la contingencia sanitaria que experimentamos en el año de 2009 a causa de la influenza A1NH1 (Alonso, 2010), lograría superarse tras una breve pausa. Sin embargo, la sorpresa no se hizo esperar cuando al cabo de un mes de reducción de la actividad y el cese total en algunos casos como en el sector educativo la pandemia no cedió; lo que ha obligado a los gobiernos del mundo a tomar medidas más severas y prolongadas, aunque para ser honestos, es imposible que bajo la dinámica actual la humanidad pudiera mantenerse de dicha manera. Afortunadamente la informática y las telecomunicaciones se desarrollaron a pasos agigantados desde la década de 1980 y para finales de la siguiente década la comunicación a través de la gran carretera de la superinformación se convirtió en el andamiaje de una sociedad intercomunicada a través de las computadoras, el hipertexto e hipermedios, así como gracias a la simplificación de los ordenadores y su integración con los teléfonos celulares.

En varios países del mundo ya es una constante las compras en línea y las cadenas de distribución se han diversificado enormemente, teniendo alternativas para los que ya se han acostumbrado a este modelo, pero también para los más desconfiados. Recoger y pagar en tienda, entrega a domicilio con o sin previo cargo y una multitud de servicios ofertados desde las cadenas comerciales y otros intermediarios como Rappi o Uber, por tan solo mencionar unos cuantos, han desfilado en pro de la salud de varios de los mexicanos y también en pro de los mismos modelos de negocio que aprovechan precisamente la virtualización de los servicios.

Las IES durante la pandemia: el caso de la UAM

Las Instituciones de Educación Superior (IES), al igual que otros niveles educativos han detenido sus actividades presenciales, pero han buscado alternativas adicionales para no interrumpir el desarrollo de sus alumnos.

Cada Institución ha enfrentado el problema de forma similar, pero ocupando plataformas diversas y sus propios recursos para enmendar la dificultad de estar reunidos como la educación tradicional en las aulas. Es un hecho que la pandemia agarró a la educación en un momento de transición en donde de forma constante y repetitiva la Academia indaga sobre las posibilidades de la educación a distancia en línea, los modelos híbridos de enseñanza aprendizaje y el modelo tradicional, reflexionando en torno al conductismo, el cognitivismo y el constructivismo e incorporando nuevas teorías orientadas ahora hacia el llamado conectivismo; descrito originalmente por Siemens (2007) en 2004, en donde destaca el papel de la tecnología y la vertiginosidad con la que el desarrollo de la información sucede en la actualidad, obligando a buscar nuevos horizontes en la era digital.

Sin embargo, la mayoría de las Instituciones de Educación mantenían las formas tradicionales de enseñanza y, evidentemente, la asistencia regular a clases como el modelo deseable, incluso para los estudiantes y sus padres o tutores. Solo una pequeña pizca de instituciones se ha forjado en la era y bajo los preceptos de la vida digital, pero eran vistos con cierta desconfianza como hasta hace algunos años las compras en línea e incluso las publicaciones electrónicas que han replanteado las fronteras y los límites de la difusión del conocimiento y que hoy en día se han estandarizado y popularizado gracias al uso de bases de datos académicas y confiables, algunas producto de iniciativas privadas, pero muchas otras a favor del conocimiento abierto.

Este debate interminable se vio obligado a concluir a raíz de la contingencia sanitaria y a las Instituciones Educativas no les quedó más que aceptar que la educación en línea era la alternativa más adecuada para no arriesgar a la comunidad escolar y extender sus bondades a la sociedad en general al proveerles de un mecanismo viable y más seguro a desplazarse y asistir como convencionalmente se hacía a los centros de estudio.

Es cierto que la diversidad de cada Institución de Educación era y es diversa, pero cada una ha enfrentado el reto y ha coadyuvado en la medida de sus posibilidades a su planta docente para poder afrontar las carencias y limitaciones en habilidades digitales con la finalidad de atender a la población escolar.

En el caso de la UAM, se implementó el Proyecto Emergente de Enseñanza Remota (PEER) con el objetivo de “dar continuidad a la formación universitaria con el compromiso institucional de comunicación, acompañamiento, habilitación y acceso seguro a las TIC, innovación educativa, habilidades educativas y cercanía social” (CODEC, 2020, p. 10) con cuatro ejes rectores que son: contingente, multitecnología, flexible e incluyente, buscando aprovechar las habilidades de cada profesor con la intención de estructurar libremente un plan de acción eficaz para cubrir con los planes de estudio.

Hubo reacciones tanto de aprobación, como de rechazo, pero se ha demostrado con el paso del tiempo que la vereda digital resulta una alternativa plausible y adecuada para dar continuidad con la enseñanza y el aprendizaje, a la par de garantizar la seguridad de la comunidad universitaria.
De cualquier forma, las relaciones entre los docentes y los alumnos han cambiado y han puesto en evidencia las diferencias entre uno y otro grupo, por lo que resulta conveniente considerar algunas clasificaciones como la de nativos e inmigrantes digitales para situar la problemática.

Los nativos e inmigrantes digitales en medio de la pandemia

La relación entre estos grupos es inminente, no se puede evitar y, aunque tiene sus dificultades, ambos están aprendiendo conforme se desarrollan las actividades a la distancia. Con frecuencia se suelen escuchar comentarios que favorecen las nuevas dinámicas adoptadas en el PEER, pero también la añoranza por regresar a la vida cotidiana en donde se reunían los diferentes actores de la comunidad, no solo con fines de aprendizaje, sino de sociabilización en general que son algunas de las prácticas que se han reducido y modificado con el distanciamiento social.

Existen muchos mecanismos que pueden suplir la sociabilización a la distancia, pero curiosamente, a diferencia de lo que sucede con la comunidad universitaria que, al término de una clase continúan compartiendo el espacio físico y acercándose unos con los otros con diferentes fines, desde ponerse de acuerdo para un trabajo, conseguir un material de lectura o práctica o simplemente ir por un bocadillo y pasar el rato, las clases a distancia suelen terminar cuando el profesor cierra la sesión, reduciendo drásticamente la interacción entre todos los miembros de la comunidad y siendo uno de los mayores retos a enfrentar por los docentes y autoridades en una situación como la actual pandemia.

De cualquier forma, los campos de interacción de ambos grupos, tanto de los nativos digitales, así como de los inmigrantes digitales, son muy variados. Éstos se pueden delimitar a grandes rasgos en el ámbito familiar, escolar y productivo. En cada uno de estos cada uno desempeña papeles diferentes, como se ha venido haciendo a lo largo de la humanidad, donde todo sujeto maneja roles diferentes sin importar la edad y sacando el mejor provecho con base a su capacidad de adaptación, descubrimiento y conocimiento a partir de dos fuentes: el conocimiento biológicamente determinado y el de orígenes sociales (Garton, 1994, pp. 13-16) y que han permitido que el hombre perdure.

Estas primeras habilidades o forma del conocimiento vienen de manera natural en el niño, le permiten reaccionar de determinada manera ante situaciones de peligro o aceptación y constituyen las capacidades innatas. Las segundas prosperan y se reafirman a través del contacto con sus semejantes y potencializan a las primeras a la par de que generan nuevas posibilidades.

El postulado anterior remarca la necesidad de que ambas partes deben retroalimentarse, los mayores tendrán “que alcanzar las destrezas tecnológicas superiores de sus colegas más jóvenes”, mientras que “los nativos digitales de menor edad necesitan aprender […] destrezas en el trato con las personas que sus compañeros de trabajo [inmigrantes] dominan con mayor facilidad” teniendo en claro que “los que sepan manejar al menos alguna tecnología nueva sin dejar de conservar sus destrezas interpersonales superiores serán los líderes […] de la población activa del futuro” (Small y Vorgan, 2009, p. 63).

Esto quiere decir que ninguno de los grupos de forma aislada tendrá ventaja sobre el otro, pero el equilibrio entre ambos extremos derivará en el éxito. Ya que solo aquellos que logren tener un amplio panorama tecnológico, aunque sin necesidad de dominar todas las herramientas, podrá aprovechar sus capacidades de interrelación para desenvolverse.

La interacción entre estos grupos diferenciados necesariamente llevará a la convergencia de nuevos modelos inspirados sobre nuevos retos como lo es la pandemia sanitaria ocasionada por el SARS COV-2.

Nativos e inmigrantes digitales en el mundo

Incuestionablemente, el sentido de la discusión no debe centrarse en cuál es el mejor tipo de individuo o generación, sino el poder continuar conviviendo y mejorando. No se puede hablar de progreso directamente, ya que la sociedad ha dejado la esfera del mundo progresista que desde la Revolución Industrial se venía dando. Ahora nos encontramos más cerca. Es por ello que, en un esfuerzo continuado, nativos e inmigrantes tendrán que comprenderse de diferentes formas, a lo que Piscitelli (2006) advierte que:

El comportamiento humano no se reduce a la narración sino que tiene un alto componente lúdico ligado a la invención, el descubrimiento y el cambio de reglas, sin valor simbólico último. Jugamos no sólo para entendernos mejor o para vivir historias ajenas más profundamente de lo que somos capaces de inventar sino que lo hacemos por el placer de jugar y de inventar las reglas de otros mundos posibles que exploramos con nuestras decisiones convertidas en acciones.

Hay que rescatar lo mejor que cada uno de los ambientes, tipos y generaciones tienen con la finalidad de integrar las capacidades, sin negar que a final de cuentas y de acuerdo a la percepción, todos los estímulos llegarán a la cabeza del sujeto independientemente del medio. Ambos mundos pueden convivir; tal y como Dollens (2002) logra integrar lo analógico y lo digital en el campo de la arquitectura al reconocer que:

el espacio digital es un auténtico medio de comunicación y un médium, disponible para estimular las experiencias espaciales sin negar la importancia de la construcción física, los espacios urbanos o la arquitectura genérica. Al final, el espacio virtual es inseparable de la conciencia; nos reta a asimilarlo como una extensión de la percepción y un reino de nuevas herramientas (p. 60).

Para propiciar el encuentro, “tenemos que ayudar a los nativos digitales a aprender a potenciar sus destrezas interpersonales […] y enseñar a los inmigrantes digitales a poner a punto sus destrezas tecnológicas” (Small y Vorge, 2009, p. 63).

Este nuevo reino de herramientas se encuentra aún en definición y seguramente se encontrarán nuevos hallazgos y se generarán nuevas aplicaciones. La tecnología apenas está convirtiéndose en algo cotidiano que, aunque asombra al día de hoy, el entendimiento de la misma se encuentra en una etapa bastante temprana. Cuando logre penetrar en todos los estratos, su entendimiento se habrá generalizado y logrará finalmente explotar todas sus potencialidades a la par del hombre.

En la escuela

Cuando Prensky (2008) se atreve a decir, como subtítulo de su artículo Backup Education, que “muchos maestros están preparando a los chicos para el pasado, no el futuro”. Así resume el problema a grandes rasgos.

Lo anterior no quiere decir que los docentes no estén capacitados o que directamente estén interfiriendo en el proceso, simplemente las diferencias de esta brecha cognitiva no empata entre un grupo y el otro, y más adelante resume que el problema es que los profesores “no confían en la tecnología de hoy, ni del futuro. No confían en el mundo sobre el que los jóvenes se están desarrollando. Creen que la forma en que se hacían las cosas en su tiempo es el «adecuado», el único modo viable, y es lo que desean enseñar a los chicos —«las bases»” y se desperdician o enjuician los nuevos panoramas, desaprovechando lo que las herramientas tecnológicas hoy día posibilitan y esmerándose en restaurar el modelo clásico.

Prensky ofrece un ejemplo clave de cómo esto ha transmutado, las bases, entendidas como conocimientos importantes continúan siendo las mismas, sin embargo, los procesos para llegar a ellas han cambiado como “la lectura y la escritura” que “son los mejores métodos del momento”. Actualmente ambos son métodos muy útiles, que, para ser claros”, pero “necesitamos continuar enseñando hasta que surjan mejores formas de obtener la misma información”.

Profundizando más sobre la acción de leer, Prensky la define como “meramente un método para registrar los pensamientos”, pero por qué no se aceptan otros mecanismos como igualmente válidos. Hay que recordar que como Kerckhove (1999, pp. 221-223) señala, la evolución de la lengua (hablada) por la escrita permitió a la inteligencia humana liberarse “del peso de recordar, y así pudo estar disponible para la innovación”. Lo que lleva a suponer que las diferencias en los hábitos, como en el caso de la lectura, no necesariamente tienen por qué ser inconvenientes, sino asumirse como una etapa hacia un nuevo desarrollo y nuevas posibilidades.

Los nativos digitales como estudiantes

Las características de los nativos digitales han sido detalladas a grandes rasgos. Estos nativos poseen una personalidad bien definida y que no solo se limita a los gustos y preferencias de una más de las generaciones. Van más allá al poseer partes cerebrales desarrolladas de manera distinta, al igual que una forma de percibir e interpretar la realidad de manera singular, así como una ansiedad desmedida. Todo esto a partir del auge de ciertos medios de comunicación y del entretenimiento tales como la televisión, los videojuegos, las computadoras y las redes informáticas, aunque, a decir verdad, la que ahora concierne a tales efectos es Internet.

Al formar parte de una institución educativa cualquiera, sin importar el nivel al que adolezca, Salazar (2001) cita a Kamisky para ejemplificar lo emotivo de las instituciones:

Las instituciones […] no son meros espacios en donde sólo se cumplen funciones o alcanzan finalidades, también pasan otras cosas que van desde la conformación de grupos o subgrupos de afinidades, hasta actos personales temperamentales que pueden aducirse en autoritarios, amores o amoríos, hostilidades, indiferencias, odios… esto es el infinito universo de las pasiones institucionales (ibid., p. 19-20).

Uno de estos subgrupos, evidentemente, es el de los estudiantes. De entrada, se siente sometido, amenazado y coartado por el otro grupo. Son pocas las ocasiones en que existe un diálogo bidireccional para consolidar la aparente y volátil “bien definida” Institución, “la cual presupone determinados tipos de relaciones de poder que intentan concretar e inclusive asegurar su reproducción y prolongación” (ibid., p. 44).

Esto ocasiona que el método de clase predilecto sea la cátedra, donde el profesor supone enseñar lo que “desde el punto de vista de la experiencia y la práctica del docente, ignora el estudiante” (p. 47). Pero el punto central es que el estudiante de hoy ya no es el estudiante del ayer. Ahora el estudiante actual se encuentra dotado de una cantidad de información que hace hasta cierto punto, innecesario para él la presentación de información clásica si basta con unos cuantos clics para llegar a la información.

Por ello existe una cierta disparidad entre el objetivo de asistir a la clase, biblioteca o CAA y el de quedarse a buscar la información por su cuenta, pues bien saben que, de llegar a requerir la información, poseen las herramientas suficientes para conseguirla.

Lo anterior convierte a la tecnología en el demonio de los docentes al aparentar poseer cualidades que le hagan sustituible o innecesario, pero no es así. Lo importante es que hay que distinguir que el presente posibilita no sólo a los nativos-estudiantes-digitales; sino también a los docentes inmigrantes y abren una nueva oportunidad para dedicarla a construir enlaces y no a rellenar cabezas; lo que Farrand (2006) llamaría: “conseguir el desarrollo intelectual de los estudiantes […], porque no es posible producir egresados de calidad universitaria a través de la transmisión lineal de información, sin la posibilidad de ir más allá, con la interacción individual de […] grupos” (ibid., p. 45), aprovechando las cualidades que poseen para trabajar en redes y posibilitando el “crear una mente colectiva […] que excederá las capacidades de cualquier individuo humano” (Álvarez, 2006, p. 35), en una, varias o todas las áreas del conocimiento.

Los inmigrantes digitales como docentes

El inmigrante como docente no obra de mala voluntad, simplemente opera bajo ciertos paradigmas y con cierta reserva. Bajo su perspectiva se encuentra con la posibilidad de definir el rumbo que habrán de seguir las futuras generaciones y que, pensando que no hay nada de malo en el esquema tradicional de enseñanza que ha sido capaz de desarrollar al hombre hasta la actualidad, no debe ser tan malo.

Piscitelli (2009) lo resume al atestiguar que "uno de los problemas de la profesión educativa es que se dice creer una cosa y sus exponentes hacen otra" (p. 176), es decir, la teoría pedagógica reciente los orienta a actuar de una manera, pero a final de cuentas regresan a los viejos y conocidos mecanismos centrados en el papel del docente bajo el supuesto de que las cosas como fueron aprendidas son como deben ser enseñadas.

Es el gran dilema del docente, del educador, atrapado en una encrucijada de lo comprobado contra lo que dicta su fe, tal como lo resume Piscitelli más adelante:

es demasiada la energía que se gasta en declamar y prometer, pero es muy poca la energía efectiva que se utiliza para reinventar la profesión, para recuperar lo mejor de la tradición pedagógica, a la vez que se añade la sal y la pimienta de los nuevos dispositivos y categorías epistemológicas que nos permiten no sólo entender el mundo sino construirlo a través de procesos cada vez más complejos e inextricables (ibid., p. 177).

A esto hay que sumarle que las reglas se definen desde este ámbito, por lo que Roberto Salazar (2001) señala que:

el espacio universitario, pone en juego aspectos pedagógicos en tanto determina papeles sociales específicos. El que demanda y exige dentro de una lógica de aprendizaje es el profesor-tutor-autoridad de la institución, frente a un estudiante que participa de formas de reproducción cotidiana ajenas en gran medida a sus expresiones, intereses y deseos, al participar en dispositivos pedagógicos cuyas condiciones de escucha se ven determinados por condiciones de desigualdad entre el saber de quien se encuentra frente a un grupo de individuos y el no saber de estos mismos (p. 15).

Esto evidencia la brecha no solo cognitiva o cerebral, sino una brecha de intereses que hace nada sencillo el reto actual del docente. Tiene que continuar con la responsabilidad que conlleva la “universidad como el lugar de encuentro de la investigación y la docencia, en la que no existen fronteras para el conocimiento y en la que se forman las juventudes para enfrentar y asumir su propio futuro y el de la sociedad de la que forman parte” (Eusse, 2006, p. 65), teniendo en cuenta de que no hay razón alguna para escatimar esfuerzos, sino siendo plenamente conscientes de que el momento del cambio llegó antes de lo esperado.

Reflexiones finales

Después de lo expuesto, se puede observar que, aunque las IES y, en general, a todos los niveles educativos ya habían planteado el desafío de la distancia o modelos híbridos, la pandemia sanitaria por SARS COV-2 obligó a todos a acelerar el ritmo y enfrentar, en algunos casos improvisadamente, mientras que en otros con mayores posibilidades de adaptación, el reto de la educación en línea a distancia con la finalidad de no interrumpir el sistema educativo de forma indefinida.

Vale la pena señalar que desde el siglo XXI varios profesores sin importar su edad han sido entusiastas y partidarios de la tecnología, aunado a que también hay una inserción constante de docentes que renueva las posturas y visiones clásicas de la Academia; identificar los modelos que propiamente se ajustan más al perfil de alumno como nativos digitales y el del profesor con el de los inmigrantes digitales permite observar tanto las fortalezas y debilidades, así como las oportunidades y las amenazas que se han tenido y se tendrán que seguir sorteando ante la incertidumbre de la duración de la contingencia sanitaria.

Si es cierto que el compromiso de enfrentar las condiciones autoimpuestas por este fenómeno mundial corresponde equitativamente tanto a profesores como a alumnos, sin lugar a dudas el modelo académico imperante continúa siendo vertical, es decir, del docente hacia el alumno, por lo que los profesores tienen una importante labor y responsabilidad, pero no por ello hay que sentirse abrumado ante la tarea titánica y el cambio paradigmático, pues no servirá de nada el acumular sensaciones de enojo o molestia, sino todo lo contrario. Se trata de una nueva oportunidad de revitalizar al sector educativo en todos sus peldaños en donde la creatividad de cada docente juega un papel preponderante.

En este sentido, se pueden recomendar a los docentes los siguientes puntos:

Referencias

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Farrand, J. (2006). Dos modelos de Universidad, modalidades virtuales y algunas implicaciones. En S. González, & L. Heras, La Universidad entre lo presencial y lo virtual (Comp.) (págs. 37-46). Toluca, México: Universidad Autónoma del Estado de México.

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* Gabriela Estela Cortés Sánchez: Grado en Derecho por la UAM-A, maestría en Lingüística Aplicada en la UNAM, First Certificate of Teaching English as a Foreing Language y Certificate of Proficiency of Teaching English as a Foreign Language por el Anglo Mexicano de Cultura. Profesora investigadora de tiempo completo de la UAM-A. Coautora de los libros English for Economists y “Aprender a aprender”.

** Gerardo Alfonso Pérez Barradas: Técnico Académico adscrito a la Coordinación de Estudios de Lenguas Extranjeras (CELEX) del Departamento de Humanidades de la UAM-Azcapotzalco. Es Licenciado en Administración y Maestro en Diseño en la línea de investigación de Hipermedios por la UAM-Azcapotzalco. Candidato a Doctor en Diseño y se especializa en la creación de materiales didácticos a través de la computadora y las TIC. Ha creado diversos programas, así como el Centro de Aprendizaje Interactivo de Lenguas Extranjeras (CAILE). Editor responsable de la revista electrónica Re Lingüística Aplicada y también en el Diplomado de Desarrollo de Videojuegos: Planeta Videojuego.

1 In Mexico the translation of the film “Soylent green” is “Cuando el destino nos alcance”, that is why I refer to them as the “fate reached us” instead of the original title in English.

2 La experiencia del desarrollo de videojuegos puede ampliarse en otro de sus textos, Jpod (Coupland, 2006), donde los seis personajes principales, que curiosamente todos llevan alguna J en su nombre, se adentran también en la caótica y acaparadora vida del desarrollo de videojuegos.

 

Reserva de Dererchos-INDAUTOR: 04-2010-060210103400-203
ISSN 2007-5480