junio - noviembre 2018
ISSN 2007-5480

Políticas Lingüísticas

La conducción de grupos en el aula, las constantes herencia y ambiente y la economía como directriz en el enfoque del sistema educativo

Roberto Ruiz Cámara *
UAM - Azcapotzalco

Resumen

La estructuración del presente artículo se ha realizado, llevando como pilares sustentantes,  a tres características esenciales del ensayo literario: la hipótesis, la polémica y la subjetividad. La razón por la cual se eligió esta tan particular estructura estriba en el hecho de que este artículo va más allá de la mera pretensión de exponer teorías y conceptos inherentes al mundo de la educación en países altamente desarrollados.

La reflexión inicia desde la perspectiva de la conducción de grupos en el aula, pero sin perder de vista la característica general del conjunto y las constantes herencia y   ambiente. Todo ello enmarcado en la fuerza de la teoría económica capaz de regir el mundo mismo de la educación. La hipótesis aquí se presenta como una exposición variada con caminos sutiles y distintos y como un mosaico de ideas, conceptos y teorías de diversos autores. Lo medular en el artículo está precisamente en presentar estos materiales de acuerdo con la forma personal y muy particular de los autores consultados. No podíamos quedarnos con la exposición escueta de este pensamiento pedagógico irradiado por los autores en cuestión; se tuvo que aterrizar en el campo mismo de la realidad mexicana: ahí lo polémico. Faltaba ya sólo el comentario personal, el punto de vista, romántico a veces, que separa el concepto económico de la sublimación espiritual. He ahí la justificación de los materiales que se presentan y que se van deslizando en una suave carrera que va de la hipótesis a la apódosis, a la discusión del debate polémico que necesariamente terminará con un juicio personal y por ende subjetivo.

Se consideró pertinente cerrar el artículo con un aspecto concluyente, cuyo peso pedagógico y psicológico, se sustentara en lo más viable de las soluciones a la conducta conflictiva del joven estudiante: la integración del grupo sano. Se expusieron y siempre siguiendo el método anotado, pros y contras en torno a estos grupos. El resultado nos ha hecho recomendarlos en aras de la fuerza gregaria y de la corriente positiva que su conglomerado proporciona. Si el educando logra canalizar su frustración y desaliento, si alcanza a conjuntar la formación escolar con los requerimientos de un ambiente y si llegara a la apropiación de los bienes y valores culturales que le darán el sello de ente definitivamente humano, habremos logrado más que colmadamente nuestro propósito.

Summary

The structuring of the present article has been carried out, taking as supporting pillars, three essential characteristics of the literary essay: the hypothesis, the polemic and the subjectivity. The reason why this particular structure was chosen lies in the fact that this article goes beyond the mere pretension of exposing theories and concepts inherent to the world of education in highly developed countries.

Palabras clave

Conducción de grupos / herencia / economía / política / sistema educativo y competitivo.

Keywords

Conducting groups / heritage / environment / economics / politics / educational system and competitivity.


 

El grupo, la herencia y el ambiente

No es tarea fácil definir al grupo. Tiene una connotación vaga e imprecisa que lo hace confundirse con ciertos conjuntos o agrupamientos. De ahí la necesidad de asentar notas definitorias como la interacción psicológica de los miembros y la estipulación de intereses y objetivos compartidos que son verdaderos denominadores comunes del grupo.

El grupo termina por integrar los aspectos delineadores de la personalidad. Las necesidades intrínsecas que una vez resueltas conformarán al ser humano se van delimitando en el grupo y desarrollándose en las interacciones constantes. Es el afecto el elemento que, junto con el respeto, la solidaridad y la colaboración, constituirá en el grupo – escuela y trabajo – lo definitivamente redituable, en contraposición con el autoritarismo y la competitividad (T Barreiro 2000).

Durante mucho tiempo se creyó en la fuerza inexorable de la herencia como elemento capaz de definir al ser humano. Lo innato, como definitivo e irreversible en la conformación del hombre, tomó carta de naturaleza por encima de lo ambiental y ejerció un predominio incuestionable dejando a la educación escasas posibilidades de acción. No hay duda que la herencia ha podido ser modificada por el ambiente, con excepción de casos muy extremos. El innatismo se ha relegado por el ambientalismo, pero ambos han encontrado su punto medio conciliador en el interaccionismo y que, a la postre, llegó a ser en el grupo el verdadero forjador de la personalidad.

Se ha venido afirmando que el ambiente ha logrado imponerse sobre la herencia. Desde hace algunas décadas, psicólogos connotados como Carneiro Lêao en Brasil, realizaron ecuaciones interesantes en donde los miembros constituyentes eran herencia y el medio ambiente. Se hablaba de predominio del uno sobre el otro – de acuerdo a circunstancias dadas -, pero siempre se llegaba a un intento de conciliación entre los elementos de la ecuación. El punto de partida fue siempre el hombre aislado, el ente solitario que la sociología descalifico de manera tajante. A este hombre se le negó  como individuo y se argumentó que le había faltado el entorno, la cultura y el medio que habría de darle la característica definitivamente humana. En el fondo, los grandes de la psicología y de la sociología se habían inclinado ya por el ambientalismo y sin dejar de reconocer la importancia del genetismo, percibieron que el ser humano, en lo individual, va envuelto en diferencias y semejanzas múltiples que lo hacen distinto y a la vez igual a los demás hombres.

La competencia y la economía en la educación

La matriz competitiva fue rápidamente superada por la matriz cooperativa o solidaria. La beligerancia y la dependencia llegaron a ser consideradas como la esencia de la competencia. La exaltación de los mejores ha originado tensiones y dado pie a conductas defensivo – ofensivas. Aquí se precisa de la intervención del docente en su calidad de facilitador grupal, para poder crear condiciones de armonía y equidad. La solidaridad y la colaboración, lejos de toda competitividad, serán los principios excelsos de incuestionable sublimación espiritual que eliminen el desaliento y el fracaso de terceros, siempre presentes en esta matriz competitiva.

La educación responde a los intereses y placeres de las clases sociales. Por ello se afirma que es la economía la que debe contemplar al sistema educativo y este, entonces, deberá regirse por las necesidades del mercado y tendrá que sistematizar la inclusión laboral de la población (Luhmann, 1992).

Esto nos llevará, sin duda, a eliminar carreras en el ámbito universitario, a reorientar vocaciones. El auge de las universidades tecnológicas y de los institutos tecnológicos regionales responde a estos preceptos. Los conceptos de operando, operadores, insumos y productos de salida son elementos que la economía maneja para hacer caer los procesos educativos en los flujos y reflujos de la oferta y la demanda.

La escuela actual no educa y propicia el gran enfrentamiento con la axiología filosófica

En las últimas décadas, los planes y programas de estudio en la educación básica y normal, han cambiado grandemente. Se dice que han perdido el carácter tradicionalista de la enseñanza y que las nuevas metodologías se han hecho cargo de ser el vehículo que auxiliará en la formación del alumnado. Las reformas han sido constantes y abarcan tanto contenidos como didácticas de enseñanza y procesos de evaluación. En todas formas, el verbalismo y ahora el visualismo, siguen apoyándose en procedimientos obsoletos y francamente superados. El desarrollo de aptitudes y actitudes, los procesos de investigación, análisis, síntesis y desarrollo e incremento del lenguaje están igual que hace cincuenta años. La Secretaría de Educación Pública, después de treinta años de estructuralismo, decidió volver a la corriente ortodoxa gramatical, que ahora se llama enfoque comunicativo y funcional, y retomar la escritura cursiva, por ejemplo. Sea como fuere, se trata de un enfoque dirigido exclusivamente a contenidos poco formativos. Por ello, se ha sostenido que la escuela actual no educa, no hurga en el psiquismo interno del alumno ni mucho menos lo envuelve de los bienes y valores de la cultura. Empero, maneja a veces, un cuadro tradicional de valores que chocan abiertamente con el medio y que hacen que el alumno no solamente lo rechace por obsoleto; sino que además lo invite a refugiarse en la polaridad de los antivalores. Por esta razón, se ha afirmado alguna vez que la voz del maestro se apaga y debilita ante las embestidas del medio ambiente.

Lo polémico

Es incuestionable que el grupo, como elemento opuesto al mundo del ermitaño, socializa y puede hacer que en el individuo se gesten y desarrollen los elementos de cooperación y de competitividad. Pero si en lo hipotético el grupo se ha visto como delineador de la personalidad del ser humano y como la forma única y deseable de integrarse a la sociedad, también puede ser altamente negativo y constituirse en un grupo no deseado, de enfrentamiento y choque con la educación familiar, lo cual redundará en el llamado problema de autoridad que lleva a los jóvenes al rechazo de todo lo estructuralmente concebido en el ámbito social. La agresividad y la violencia son características grupales, sello distintivo de pandillas, de mafias y de relaciones definitivamente nefastas. Para algunos autores, la selección grupal corresponde a inquietudes que tienen como fin último satisfacer el instinto gregario (Barreiro, 2000). La socialización, sin embargo, ha creado necesidades múltiples – unas conscientes y otras inconscientes – que encuentran en el grupo el elemento satisfactor por excelencia. La pertenencia, la forjación de la autoimagen y la confirmación son las principales. La discusión aquí se centra en que lo polémico estriba en el tipo de grupo de que se trate, que puede ser sano o no deseado; o bien, que siendo sano, puede llevar una serie de consignas a alcanzar no siempre acordes con la educación familiar, escolar y aun religiosa.

Si como hipótesis se ha podido asentar que el ser humano está marcado por la herencia, pero que ésta puede ser modificada por el medio ambiente, en la realidad la cuestión es más compleja. Hay casos extremos en que la herencia no puede ser modificada y aquí, los influjos del ambiente y las teorías de la interacción se sitúan definitivamente al margen. Se ha escuchado con frecuencia, sobre todo en ciertos estratos de nuestra sociedad, que el hombre nace malo o que se vuelve malo (Rulfo, 2001). No es esto sino la pugna constante entre el innatismo y el ambientalismo. Pero en todas formas, no se ha podido aceptar plenamente que el ambiente pueda ser el eterno modificador y encauzador de la herencia. El ambiente, sin embargo, va moldeando al ser humano hasta hacerlo un ente capaz de adaptarse al medio que le ha tocado vivir, a aprender a sobrevivir de la mejor manera y naturalmente, a competir con sus iguales y desiguales. Surge entonces el mito de la competencia como estímulo en el aprendizaje y justo en este punto, las críticas que la descalifican  dentro del ámbito educativo (Barreiro, 2000). Se rechaza como proceso de formación, de equilibrio emocional y hasta se dice que es causal de dependencia. En México, sin embargo, La Secretaría de Educación pública se inclinó, en una época, por concursos y competencias de todo tipo. Pedagogos y estudiosos de la psicología  intentaron, de diversas maneras, eliminar estas prácticas y cambiarlas por presentaciones o festivales. La fuerza del deporte, que no se puede manejar más que en forma de competencia, terminó por echar todo abajo. En la actualidad, hay en las escuelas de todo el país los más variados concursos: declamación, oratoria, teatro, ortografía, etc. Esto concuerda con las teorías  desplegadas por sociólogos europeos empecinados en hacer de la educación una filial de los complejos procesos económicos. No son sólo las necesidades del mercado, la oferta y la demanda los elementos que regirán los postulados educativos. Será la libre competencia imbuida en el voraz mercado laboral la que decidirá la fortaleza de los que deben sobrevivir y la debilidad de aquellos destinados a desaparecer. Se ha pensado en nuestro país, empezar a eliminar carreras profesionales que no se ajustan a los requerimientos del mercado. Entre ellas se encuentran las que albergaba la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, todas las carreras del INBA y las impartidas en las Escuelas Normales para maestros de educación preescolar, primaria y secundaria. Estas tres últimas han sido prácticamente aniquiladas en las escuelas particulares incorporadas y a través de un proceso limitante y represivo se ha reducido escandalosamente el número de alumnos de las diversas especialidades de las Escuelas Normales Superiores. El debate entre los defensores de la competencia y los que se oponen a ella, habrá de ser, sin duda, la delimitación de los campos de acción. Precisar el tipo de competencia de que se trate y sus ámbitos e interrelaciones para determinar en qué terrenos es confiable su manejo y en cuáles no. Surge entonces la tecnología como el apoyo educativo por excelencia y como sello distintivo de los países altamente desarrollados y por consiguiente, su carencia y desarrollo limitado como común denominador de países en desventaja económica. Es tan fuerte el impacto de la tecnología educativa, que ha logrado invadirlo todo y amenaza con acabar de un golpe con toda metodología tradicional o de vanguardia que no se haya volcado en la informática. Debe utilizarse conscientemente como apoyo educativo y no como si fuera el todo en materia de contenidos (Gago Huguet, 2005). El uso de la tecnología como panacea educativa corresponde a un concepto tan extremo como el contrario de no usarla en definitiva. En el marco de ciertas universidades, en donde las humanidades se siguen manejando a la manera neoclásica, el uso de la tecnología demerita, según algunos, el alto concepto de la cátedra universitaria. Se trata, sin duda, de la exposición tipo conferencia en donde el verbalismo es el mejor aliado. La interacción profesor – alumno y la interacción entre alumnos no se presenta. Aquí ni siquiera es posible decidir si es el maestro quien dará la sustentación de cultura y madurez o serán los alumnos quienes encontrarán los objetos mismos del conocimiento.

Lo subjetivo

En el momento mismo en que los egresados de las diversas universidades, sobre todo en Europa y en América Latina, se convirtieron en desempleados y en personajes incapacitados para responder a los flujos y reflujos de la oferta y la demanda. Fue imprescindible que en el marco de la teoría general de sistemas, la economía se constituyera en la ciencia capaz de regir los destinos de la educación.

El mercado habría de decidir sobre carreras, vocaciones, aptitudes y necesidades y naturalmente, la planificación de la educación se sustentó en operador y operario, en insumos y en factores rentables y fáciles de comprar y vender.

Si lo humanístico había dejado de ser útil mor no constituir la anhelada mercancía que la economía trataba de imponer, el ser humano por consiguiente, estaba perdiendo su esencia misma, su espíritu sublimado y el correcto devenir de su vocación.

La subjetividad de este juicio lo coloca en el campo mismo de lo impráctico, de lo no valioso, de lo no deseable para una sociedad progresista. Es justamente aquí en donde la escuela actual empieza a perder su conformidad o consonancia con el medio. Por una parte, las necesidades del mercado y por otra lo obsoleto de sus planes y programas de estudio la han llevado a caer en un abismo de contradicciones.

Surge la frustración y el desencanto en el joven estudiante y por consiguiente se van generando los comportamientos problemáticos característicos de las instituciones educativas. Hemos de argüir, de manera muy personal, que es este desacuerdo entre escuela y medio, entre valores y antivalores, entre vocación y necesidades del mercado lo que origina, en el alumno, el comportamiento problemático no deseable. Habrá de resolverse a través de la comunicación sin olvidar los reglamentos internos y las exigencias de la vida social (Santrock 2002).

Sin duda que el maestro debe situarse como el gran comunicador y estar dotado de una serie de elementos que le permitan enseñar la expresión oral y escrita y las formas intuitivas de la comunicación inherentes al ser humano. Pero en todas formas, en México el problema no es solamente de comunicación, aunque acertadamente en ello lo centre todo Jean W Santrock refiriéndose a países que acusan un alto desarrollo. En nuestro país va más allá y corresponde a una problemática social que en ocasiones parece no tener esperanza ni redención. Las grandes carencias económicas, el bajo nivel académico y cultural, la inseguridad, la corrupción y el avance vertiginoso del narcotráfico constituyen focos en donde el joven alumno va del desconcierto al rechazo que a veces se convierte en deseo. El choque con los postulados escolares, con los dogmas religiosos y con las mentiras oficiales terminan por situarlo primero en un ambiente de desconfianza y de desaliento y después en el comportamiento conflictivo tan discutido por Santrock.

Lo que parece un problema sin solución, un camino sin salida debe canalizarse satisfaciendo los instintos grupales y gregarios de los jóvenes en conflicto. El grupo sano ayudará grandemente a la reivindicación de estos jóvenes confundidos y desorientados. La mecánica del grupo sano lo irá llevando, paso a paso, a entender los altos baluartes de la solidaridad, del respeto, de la comprensión, del trabajo en colaboración y a la par ejercitar la comunicación en toda su dimensión, bien como catarsis, bien como forma capaz de intercambiar ideas y proyectos; pero sobre todo como manera innegable de integrar plenamente un conglomerado social con intereses, anhelos y esperanzas comunes.

Bibliografía

Barreiro, Telma. Trabajos en grupo. Hacia una coordinación facilitadora del grupo sano. s/e. México, Ediciones Novedades Educativas, 2000.

Gago Huguet, Antonio (1996): Modelos de sistematización del proceso de enseñanza-aprendizaje. Trillas, México.

Luhmann, Niklas (1992): Teoría de la sociedad y pedagogía. Paidos, Barcelona.

Rulfo, Juan (2004): El llano en llamas. “Acuérdate”. Randon House Mondadori, México.

Santrock, Jean W. (2002): Psicología de la educación. Mc Graw-Hill, México.

 


* Roberto Ruiz Cámara:Licenciado en Letras Francesas. Maestría en Educación por la UVM. Profesor Investigador de tiempo completo UAM-A.

 

Reserva de Dererchos-INDAUTOR: 04-2010-060210103400-203
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