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Autonomía en el aprendizaje


 

Tipología de los espacios educativos para un Centro de Autoacceso

Gerardo Alfonso Pérez Barradas  * 
CELEX, UAM-A

 

Introducción

Con frecuencia se utilizan nombres fáciles de recordar para los espacios educativos o nombres de personajes ilustres en la historia, ya sea de la institución o de la vida de una u otra nación. Sin embargo, estos nombres no resultan relevantes para los usuarios que visitan de manera cotidiana estos lugares y, de otra forma, tampoco sirven a los profesores para darles un indicio claro de lo que pueden hacer en este lugar.

Lo anterior no significa que sea inadecuado utilizar este tipo de asignaciones, sino que existe una clara tipología de estos espacios educativos sin importar de cuales se trate (salones de clase o aulas, bibliotecas, salas multimedia, etc.) y que pueden orientar sobre el uso, pero más que eso, sobre el tipo de interacciones que se pueden lograr en un lugar dedicado al estudio. De igual forma puede ser una propuesta viable para configurar espacios educativos con una mayor conciencia y certidumbre de lo que se desea, para ser más coherentes con los objetivos y el espacio mismo.

Podrá parecer un tanto extraño el encontrar un estudio que tiene que ver más con la planeación y el diseño de espacios educativos dentro de esta publicación, sin embargo y dado que este estudio fue realizado a través del análisis de diferentes centros de idiomas en el país, me he dado cuenta del enorme interés que despierta en los profesores y personal de este tipo de sitios.

 

Experiencias en torno a los Centros de Autoacceso

A finales del 2010 se realizó una serie de visitas a diferentes Centros de Autoacceso (CAA) en el país. Lamentablemente no fue posible mas que visitar 5 estados, y sus diferentes centros, pero la experiencia y la información recabada fue realmente enriquecedora.

Los CAA visitados se enuncian a continuación:

En un inicio simplemente se pretendía visualizar un tanto las relaciones que se desarrollaban  en cada CAA y tratar de establecer un vínculo entre el tipo de materiales y la cantidad de visitas recibidas y, aunque si existe una relación clara, hay otros muchos factores que influyen en la decisión de visitar y permanecer en el CAA como:

  • El material o recorrido de inducción al CAA.
  • La reglamentación del lugar y los requisitos.
  • El tipo de material y sus particularidades.
  • El tipo de trabajo a realizar que, en su mayoría, es de tipo semidirigido o autónomo.

En este trabajo se tocarán en mayor o menor medida estos factores, sin embargo se hablará más del espacio y sus relaciones como un factor fundamental cuando hablamos de lugares en donde se pretende incentivar el trabajo autónomo, semiautónomo o semidirigido, pero no por ello únicamente el trabajo individual, de lo contrario se caería de nueva cuenta a las discusiones que Sócrates planteaba en torno a los libros  cuando decía que “la inteligencia, la experiencia, la vida creadora, se desarrollan y se reproducen por el habla viva, no la letra muerta” (Zaid, 2001: 27-28), lo cual es perfectamente aplicable, en primer lugar, al estudio y perfeccionamiento de una lengua y, en segundo, a la concurrencia y el trabajo en cualquier parte.

 

Interacción – espacio educativo

Los argumentos que Sócrates pronunciaban parecen cobrar hoy sentido cuando se habla también de las instituciones educativas y más aún de los espacios que éstas dedican para el estudio fuera de las aulas, puesto que en esencia adolecen del mismo mal pues, si bien, no pueden ser letras muertas, se habla de espacios un tanto muertos.
La importancia de dotar a estos espacios en lugares vivos, no se debe a una vaga recomendación del autor, sino porque de los 12 CAA visitados se observó que:

  • Los espacios más concurridos de un CAA es donde se encontraban diferentes usuarios, tanto asesores como aprendientes, interactuando entre sí; incluso al grado de que solo un lugar del CAA se encontrara con gente y todos los demás vacíos.
  • Los CAA más animados eran aquellos en donde los asesores y responsables se desplazaban, conversaban y ayudaban en todo momento a los usuarios-visitantes.

Aún así, la clasificación de los espacios se basa en cualquier aspecto menos el de las relaciones humanas que ahí se gestan,  por lo que algunas instituciones definen sus aulas como de contenido, de interacción, de evaluación y de autoaprendizaje (Bermón, s.f.) pero no existe una clara distinción de las características de éstas, solo dan una vaga idea de lo que hay.

Por otro lado, la Universidad de Cádiz en España (Grupo De@, 2007) ofrece una variedad más enriquecedora a través de su proyecto de “Diseño de espacios de aprendizaje”, dentro del cual clasifican sus áreas en:

  • Aulas de conferencias-lecciones
  • Laboratorios científico-tecnológicos
  • Aulas taller-práctico
  • Aulas seminarios
  • Espacios de trabajo para el alumnado
  • Aula de Informática
  • Espacios chill-out
  • Sala de profesorado

Esta clasificación ofrece un panorama más vasto y claro sobre lo que se pretende lograr en cada espacio y el tipo de relaciones que existen entre los participantes en cada uno de ellos, pero de igual forma no queda claro el tipo de limitaciones, ni el tipo de relaciones propicias, además de estar claramente enfocadas para una relación profesor-alumno y no alumno-espacio de estudio/trabajo, es decir, son lugares en donde la figura central para desarrollar las actividades será el maestro, salvo los “espacios de trabajo para el alumnado” y los “espacios chill-out”. De ahí en fuera, parece que todo lo demás lleva en mayor o menor medida al profesor implícitamente.

Dentro de los CAA, la clasificación o el nombre que se le da a cada sala suele estar basado en el tipo de equipamiento del cual gozan, o bien, haciendo énfasis en la habilidad o habilidades que se pretende desarrollar (USBI Xalapa, s.f.), siendo los lugares más comunes:

  • Sala de video (o audiovisual)
  • Sala multimedia o de cómputo
  • Sala de lectura/escritura o biblioteca
  • Sala de asesorías
  • Sala para talleres y clubes (Escuela de Lenguas, s.f.)
  • Sala de usos múltiples

A pesar de ser significativos en algún sentido, se pierde la idea de cómo habrán de interactuar los sujetos dentro, incrementando la falsa creencia por parte de los alumnos que asisten de que el trabajo en los CAA definido como semiautónomo, semidirigido o autónomo debe ser realizado individualmente.

Todos estos modelos de trabajo exigen una participación no solo activa, sino proactiva por parte de los visitantes. De acuerdo con Vinagre (2010: 24) esto quiere decir que “no sólo se requiere trabajar juntos, sino cooperar para lograr una meta que no se puede lograr individualmente. La diferencia más obvia entre el aprendizaje colaborativo y el método tradicional es que el primero se centra en el estudiante (learned-centered) como responsable del proceso de aprendizaje, mientras que, en el modelo tradicional, el profesor se considera la fuente del conocimiento y sin él no es posible el aprendizaje (teacher-centered)”; más aún tratándose del aprendizaje de una lengua extranjera, pues se pretende dominar habilidades de tipo comunicativas, haciendo de la interacción entre sujetos algo fundamental.

Por ello, a partir del estudio de los espacios de acuerdo con el equipamiento, mobiliario y distribución, así como al tipo de relaciones que prevalecen; los espacios educativos de un CAA ­pueden clasificarse en:

  • Caballeriza
  • Salón de clases o auditorio
  • Biblioteca o espacios de consulta
  • Aulas flexibles
  • Salas multiusos

Esta tipología ofrece una perspectiva clara desde el punto de vista de la interacción y la flexibilidad, lo que permite asociarles rápidamente a finalidades precisas,  como por ejemplo para:

  • dar una presentación o clase
  • el estudio individual
  • compartir y construir colaborativamente

Sin embargo, se le puede imprimir diferentes grados de flexibilidad y de interacción a cualquier espacio, ya que es un hecho comprobado que un salón de clases puede rápidamente adaptarse a cualquiera de estas situaciones dependiendo del liderazgo del profesor o alguno de los estudiantes, pero en general la participación y la flexibilidad de los espacios suele reconocerse de acuerdo al siguiente cuadro (Pérez, 2011, 97):

Espacios como las bibliotecas o los CAA se encuentran ubicados al centro del cuadro ya que pueden desplazarse hacia cualquiera de las posiciones sin dificultad dependiendo de las intenciones, políticas y las regulaciones propias de la institución y del lugar.

Estas políticas pueden verse modificadas a lo largo del tiempo y adaptarse fácilmente, aunque hay que considerar también que debido a las restricciones de configuración propias de cada espacio como las instalaciones y el mobiliario, entre otros, no siempre resulta sencillo el cambio, pero como ya se ha mencionado anteriormente, los espacios cobran sentido de acuerdo a quien tutele el barco (o el área) en ese momento.

 

Tipología de espacios educativos de acuerdo al grado de flexibilidad e interacción

Como se describió anteriormente, cada espacio posee facultades que facilitan las relaciones de intercambio entre los sujetos y los materiales que ahí se albergan con la finalidad de hacerles más accesibles, por lo que es pertinente hacer una revisión más a detalle de cada uno de ellos.

 

Caballeriza

La caballeriza es el esquema menos flexible y el más individual, pero aún así suele ser uno de los más utilizados en bibliotecas y otros lugares. Mirar las hileras de caballerizas como en la fotografía de Owen Franken (1974) evoca inmediatamente imágenes como las del filme Pink Floyd The Wall (1982).


Figura 1. Estudiantes de la Universidad de Freiburg, Alemania por Owen Franken, 1974 comparada con los salones de clases del filme The Wall de 1982

Dentro de sus características se encuentra que permite una concentración profunda pero resulta poco satisfactorio a largo plazo. Es tedioso trabajar en este tipo de entorno y generalmente los usuarios terminan durmiendo o dispersos —realizando otras tareas o ensimismados.

Sólo cuando el equipamiento de la caballeriza es de tipo audiovisual, es decir, un televisor con video, DVD o una computadora resulta menos traumático.

Sus particularidades hacen pensar en lugares más crueles que una caballeriza como el calabozo, la dama de hierro o la gota china, entre otros suplicios.

 

Salón de clases o auditorio

Su disposición tradicional lo convierte en el espacio educativo más utilizado. Se puede encontrar una jerarquía visual que claramente determina el lugar y rol de sus ocupantes.


Figura 2. Representación del Senado Romano: Cicerón ataca a Catilina del fresco del Palazzo Madama en Roma y dos vistas de un aula típica del Centro de Recursos de la UAM-Azcapotzalco

A pesar de la disposición jerárquica es posible generar dinámicas de integración y trabajo en equipo, incentivando la participación de todos los presentes.

En ocasiones el auditorio recuerda la disposición del senado de la vieja Roma donde los grandes políticos y filósofos disertaban abiertamente y discutían los diferentes puntos de vista. Lamentablemente dicha práctica parece haber caído en el olvido a menos que se trate de un concurso de oratoria, pero que de igual forma, el micrófono pertenece a un pequeño y selecto grupo. El resto de los asistentes se limita a participar por medio del aplauso tras la ejecución de la obra, sea verbal, musical o de otra forma.

 

Biblioteca

La biblioteca se encuentra al centro de la tipología debido a que puede desplazarse hacia cualquier cuadrante, convirtiéndose en algo flexible pero que pocas veces se explota de esa forma.


Figura 3. Biblioteca de la Universidad de Graz, Austria y la sala de lectura del Centro de Recursos de la UAM-Azcapotzalco

La flexibilidad de la biblioteca puede ser limitada debido a que el equipamiento lo vuelve así. Sin embargo, dependiendo de las características y disposición de las grandes estanterías, el espacio sobrante se puede reconfigurar y dársele la flexibilidad que se requiera, o bien, la flexibilidad se puede dar por el visitante que se puede trasladar fácilmente de un lugar a otro sin restricción.

La biblioteca es un espacio colectivo pero su normatividad la convierte generalmente en un espacio destinado al trabajo individual bajo la premisa de “silencio”, una de las principales limitantes de la biblioteca.

Kolesas afirma que las bibliotecas son necesarias en cualquier institución que se precie de educativa, por lo que sugiere el rescate de estos espacios a través de una labor permanente de “planeación, publicitación y comunicación” (Kolesas, 2008, 33-47).

A su vez, enfatiza la necesidad de convertir la biblioteca en un espacio de actividades referidas al sistema de organización, al tipo de documentos (o materiales) y aquellas referidas a las dinámicas de la biblioteca como:

  • novedades
  • lo más consultado
  • guías de lectura, estudio y recreación
  • proyecciones
  • exposiciones y ferias
  • certámenes
  • y muchas otras (Kolesas, 2008, 75-83)

 

Espacios flexibles

Resultan ideales para el trabajo individual o en pequeños grupos.

No existe una jerarquización clara sobre el espacio, lo que genera un ambiente relajado y permisible. Pueden entenderse como el siguiente paso en las bibliotecas y permite repensar la naturaleza de los espacios de aprendizaje que pretendan captar una gran asistencia.

Hay pocos lugares de este tipo y generalmente se asocian a lugares para el trabajo libre de grupos escolares o profesionales.

Ejemplos de ellos se encuentran en los lobbies y áreas de descanso de Universidades como la de Sherbrooke y Montreal, pero sin perseguir una finalidad en particular.


Figura 4. Lobby de la Biblioteca de la Universidad Sherbrooke (Chesnel, s/f)

Por su parte y de acuerdo a la Universidad de Cádiz, España (Grupo De@, 2007), este tipo de espacios va en el tono de lo que ellos denominan “espacios Chill-Out” sobre los que argumentan que:

el alumno no solo aprende en espacios formales. Las nuevas generaciones han sido socializadas de tal manera que el aprendizaje informal ad-hoc es una forma normal y establecida de usar y compartir información.

 

Salas multiusos

Constituyen espacios que se prestan al mayor grado de interacción entre los sujetos.

A menudo su equipamiento resulta mínimo debido a la misma naturaleza de flexibilidad del espacio, ya que es posible mover la mayoría del equipo disponible para crear una variedad de dinámicas a lo largo de la clase, reunión o estancia.


Figura 5. Sala de conversaciones CAAL Colima y la ludoteca del CR, UAM Azcapotzalco.

Son ideales para el trabajo en equipo y la discusión grupal.

Existen muy pocos lugares de este tipo y, de cualquier forma, tienden a ser interpretados y usados de la misma manera en que es utilizada un aula convencional.

Ejemplos de este tipo de espacios se encuentran en el CAAL de la Universidad Autónoma de Colima, Campus Villa de Álvarez en su espacio destinado a los clubes de conversación, así como la ludoteca del Centro de Recursos de la UAM-Azcapotzalco.

 

Conclusiones

Reflexionar sobre las cualidades de un lugar más allá del simple equipamiento, distribución o mobiliario da una clara perspectiva de lo que se puede alcanzar.

A menudo cuando se elaboran planes y proyectos, así como políticas o programas para incentivar la afluencia y la permanencia de los usuarios, se pierde de vista que el espacio existe para servir y cumplir las expectativas de quienes los visitan, ya sea por obligación o por gusto, sin embargo la diferencia es enorme entre ambas acepciones, ya que es una tarea sumamente complicada: cambiar la obligación por el gusto. Pero solo de esta manera seremos capaces de fomentar la participación activa de los usuarios.

Por otra parte, reflexionar sobre las posibilidades que cada espacio ofrece no solo es un mecanismo para incentivar la integración y participación de los sujetos, sino también es darnos una oportunidad clara como docentes de conocer todas las posibilidades que tenemos y evaluar si en verdad las estamos agotando, o mejor dicho, aprovechando.

Como bien ha mencionado Vinagre (2010), la época en donde la clase está centrada y dirigida por los profesores comienza a cambiar radicalmente ante estudiantes cada vez más informados e inquietos, lo cual puede ser tan favorable como todo lo contrario. Aún así, es evidente que si no se comienzan a flexibilizar los espacios, las relaciones y las políticas en los lugares de cooperación, estudio e intercambio, difícilmente será que los sitios destinados para el trabajo individual y colectivo sobrevivan, pues rápidamente las redes telemáticas comenzarán a desplazar este tipo de instalaciones bajo la promesa de una cobertura en todo momento, una variedad abrumadora y, por supuesto, una creciente individualización de los sujetos.

Finalmente, el presente trabajo no pretende rebautizar los nombres con que han sido designadas las salas de cualquier CAA, biblioteca o institución, sino invitar a una reflexión profunda y al aprovechamiento de estos lugares, dándonos cuenta de las limitaciones intrínsecas de cada tipo de espacio y pensando en las posibilidades que cada uno de ellos nos ofrece a nivel de interacción entre sujetos y materiales, así como retarnos a encontrar formas de flexibilizar las instalaciones educativas a favor de nuestros estudiantes, ya que si existe una guía pedagógica para cada material o libro de idiomas, parece también pertinente hablar de la necesidad de una guía de la misma naturaleza para nuestros espacios educativos donde se mencionen estas características, tanto para el trabajo del profesor, como para el aprovechamiento del alumnado.

 

Referencias

Bermón, Leonardo.
s.f.         “Tipos de Aulas” en Dirección Nacional de Servicios Académicos Virtuales, Universidad Nacional de Colombia [En línea] Colombia, disponible en:
http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/sedes/manizales/4060038/lecciones/modulo%203/capitulo%201/tipos.htm [Accesado el 13 de octubre de 2010].

Chesnel, S.
s.f. Québec : des études francophones à l'américaine. Recuperado el 15 de Noviembre de 2010, de L'Etudiant: http://www.letudiant.fr/etudes/international/partir-etudier-en-europe/partir-etudier-au-canada_1/les-adresses-utiles-pour-partir-etudier-au-canada.html

Escuela de Lenguas, Campus Tuxtla
s.f.         “Curso de inducción del CAA” en Universidad Autónoma de Chiapas. [En línea]  México, disponible en: http://www.elt.unach.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=56&Itemid=99 [Accesado el 31 de octubre de 2011].

Grupo De@
2007      “Diseño de Espacios de Aprendizaje” en Universidad de Cádiz [En línea] España, disponible en: http://www.uca.es/web/estudios/proyecto_europa/grupo-de [Accesado el 29 de abril de 2009].

Kolesas, Mabel
2008      Una introducción al rol de la biblioteca en la educación del siglo XXI. México: Fondo de Cultura Económica.

Pérez, Gerardo
2011      Entre Lo analógico y lo digital: Construcción de entornos favorables para el aprendizaje. Una perspectiva de enriquecimiento colaborativo de la experiencia a través de la mezcla de dos mundos. Tesis de maestría. México, Posgrado en Diseño, Universidad Autónoma Metropolitana – Azcapotzalco

Pink Floyd The Wall
1982      Película dirigida por Alan Parker, Inglaterra, Metro-Goldwyn-Mayer.

USBI Xalapa
s.f.         “Centro de Autoacceso - USBI Xalapa” en Universidad Veracruzana [En línea] México, disponible en: http://www.uv.mx/portalcadi/areas.html  [Accesado el 19 noviembre de 2010].

Vinagre, Margarita
2010      Teoría y práctica del aprendizaje colaborativo asistido por ordenador. España: Síntesis.

Zaid, Gabriel
2001      Los demasiados libros. Segunda edición. España: Anagrama.

 


 *  Especialista y Maestro en Diseño de Nuevas Tecnologías bajo la línea de investigación de Hipermedios por parte de la UAM-A. Técnico Académico de tiempo completo del Centro de Recursos de Lenguas Extranjeras. Miembro activo del Grupo de Lingüística Aplicada de la UAM-A. Ha creado varios programas y materiales didácticos que funcionan en el CR, como el CAILE (Centro de Aprendizaje Interactivo de Lenguas Extranjeras).